Ousmane Dembélé fue un jugador clave en la victoria del Barcelona ante el Villarreal. El conjunto blaugrana encontró en el francés un auténtico correcaminos por su banda, y Pedraza aún está intentando cazarle por su lado en el Camp Nou.

Dejó detalles de una innegable técnica (a veces demasiados, como esos cinco recortes sobre el propio Pedraza para dar un centro a nadie con 0-0 en el marcador), de velocidad, de regate, de disparo... En definitiva, de todo aquello que se le pide a un futbolista de su caché deportivo y económico para un equipo como el Barcelona, que venía de sumar un solo punto en las dos jornadas previas de Liga.

La afición del Camp Nou le empieza a perdonar. Ya se le vio en Champions con otra actitud, y su conexión con Piqué empieza a trascender lo personal para llegar a lo deportivo. El veterano central barcelonista se ha convertido en una especie de mentor para Dembélé, y aunque no duda en darle un toque cuando debe, también le da cariño si así lo necesita. El abrazo entre ambos en el segundo gol que el francés le da al español lo dice todo.

Y es que los toques que le han ido dando desde todos los ámbitos, tanto dentro del vestuario como desde fuera, han surtido efecto. De llegar tarde a todos los entrenamientos ha pasado a ser el primero en aparecer por la Ciudad Deportiva Joan Gamper, como hizo en la jornada del partido ante el PSV. Incluso antes que Messi, que es quien marca normalmente la hora para todos (tanto dentro, como fuera del campo).

Ernesto Valverde salió muy conforme de esta jornada liguera, y especialmente con Dembélé. "Tiene tantas cosas... desborde, regate, tiro, desparpajo, atrevimiento...", describía el 'txingurri' tras su partido 400 en Primera.

Si la banda derecha fue una línea de alta velocidad gracias al AVE Dembélé ante el Villarreal, la izquierda parecía el tren de la bruja. Coutinho no está, y en el Camp Nou ya le han empezado a silbar. Todo lo que ha crecido el francés en las últimas jornadas lo ha disminuido el brasileño, a quien se le pide mucho más.

Curiosamente, ha sido en sus peores partidos cuando el Barcelona ha mostrado su mejor cara. Tampoco parecía que estaba Messi, pero el argentino siempre deja algún toque de su clase, como en este caso fue la asistencia a Aleñà. A Coutinho prácticamente no se le vio, y se le exige mucho más. Valverde le excusó: "Sale de una lesión y esperamos que recupere ese punto de forma que tenía antes", advirtió.