Del Bosque, un ganador de "perfil bajo"

El seleccionador Vicente del Bosque celebra el triunfo ante Alemania.
El seleccionador Vicente del Bosque celebra el triunfo ante Alemania.
EFE
El seleccionador Vicente del Bosque celebra el triunfo ante Alemania.

Humildad, sensatez y sentido común son las cualidades que mejor definen la personalidad de Vicente del Bosque (Salamanca, 1950), el entrenador  que ha conquistado por primera vez en la historia un Mundial de fútbol con la selección española. Centrocampista de toque exquisito y facilidad para el gol, Del Bosque dejó el salmantino barrio de Garrido para probar suerte en la capital.

Al Real Madrid llegó con 17 años y allí cosechó grandes éxitos.  Aunque fue en el banquillo donde el salmantino forjó su leyenda de ganador. Dos Champions (2000 y 2002), dos Ligas (2001 y 2003), una Supercopa de Europa (2002), una Copa Intercontinental (2002) y una Supercopa de España (2001), se añadieron a su palmarés. Nadie había manejado con tanta habilidad un vestuario plagado de estrellas como  Anelka, Ronaldo, Figo o Zidane.

Sin embargo, sus méritos no le valieron para seguir en el cargo en el verano de 2003. Se comentó que su aspecto físico no era el adecuado para la imagen de modernidad que pretendía dar el club, que no hablaba inglés y que sus métodos estaban obsoletos.

"Necesitamos alguien más tecnificado desde el punto de vista de la estrategia y de la táctica", se justificó el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez. Como entrenador de "perfil bajo" lo calificó Jorge Valdano, entonces director deportivo.

Un mal rato para Álvaro

El que peor lo pasó fue su ojito derecho, su hijo Álvaro (tiene dos más, Gema y Vicente), que padece síndrome de Down; un ferviente seguidor madridista, "un regalo de Dios", como le considera Vicente. Tras un breve paso por el Besiktas turco, la selección llamó a su puerta en 2008.

Del Bosque aceptó un reto muy complicado: dirigir a la campeona de Europa. La sombra de su predecesor, Luis Aragonés, era muy alargada. Ni con su impecable fase de clasifición, con diez victorias en diez partidos, se ganó el beneficio de la duda.

Tras la derrota ante Suiza en el debut no hubo siquiera juicio: fue considerado culpable. "Faltó convencimiento; yo hubiese salido con un solo medio", opinó Aragonés. "Si las porterías estuviesen de costado, España hubiese ganado 10 a 1", ironizó Maradona. "Siempre trabajó bajo el paraguas del Madrid", dijo Toshack, al que sustituyó en el 1999 en el banquillo blanco.

Ejemplo de gestión

De nuevo, Vicente era minusvalorado por la profesión. Y de nuevo demostró que es el mejor gestor del fútbol español. "Son opiniones. Todas válidas", afirmó. Del Bosque asumió las críticas con naturalidad; con la misma mano izquierda que había manejado el debate Casillas-Valdés, la supuesta incompatibilidad entre Xabi Alonso-Busquets o la titularidad de Torres.

Sus posteriores decisiones cambiaron el rumbo de España tapando muchas bocas. Del Bosque lo había hecho otra vez. Había vuelto a ganar. Una constante en la carrera de un modesto ganador.  «De un hombre de paz», como lo definió Carlos Marchena.

Los anónimos de Vicente

Vicente del Bosque ha estado rodeado de un gran grupo de profesionales. Personas anónimas, pero claves en la conquista del Mundial. Toni Grande (segundo entrenador), Javier Miñano (preparador físico) y  Francisco Jiménez (el encargado de estudiar a los rivales), con quienes ya trabajó en el Madrid, y José Manuel Ochotorena (preparador de porteros), son sus apoyos fundamentales.

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