En el Madrid Open, todo el mundo está pendiente de Rafa Nadal y de los rivales que quieren derrotarle sobre la pista de arcilla de la recién estrenada Caja Mágica, pero para que el torneo funcione es necesaria la labor oscura de los 500 empleados de Adecco, que se ocupan de los controles de acceso, de los palcos VIP y del servicio de hostelería.
Trabajan 12 horas, de 10 de la mañana a 10 de la noche, "por lo menos", según cuenta a 20 minutos Mariana De Ugarte, joven ferrolana de 21 años que está en el palco de autoridades. Miguel Calpe, de Madrid y que se ocupa del control de acceso a la zona privada de los tenistas, nos comenta que el sueldo ronda "los 600 euros. Todo depende de las horas que hagas".
Los dos coinciden en que lo peor de este trabajo temporal es el cansancio: "No paramos y se concentra todo en 10 días muy intensos". ¿Y lo mejor? "El ambiente entre los compañeros y conocer a los jugadores de élite", dice Miguel, un tenista aficionado que ahora no puede jugar por una lesión de tobillo". A Mariana le encanta "la amistad que hay entre las azafatas".
Miguel sólo puede ver los partidos "en mi tiempo libre, cuando salgo del trabajo". Mariana los ve todos: "Porque estoy en el palco".
Críticas a la Caja
La azafata ferrolana afirma que ella "todavía se lía un poco en la Caja Mágica. Es un follón". El madrileño apunta que en el Telefónica Arena -anterior ubicación del torneo- era "todo más familiar, más agradable".
Algunos tienen la suerte de conocer a los tenistas y, en especial, a Nadal. "El lunes entró en la cocina y nos pudimos echar una foto con él y pedirle autógrafos, aunque está prohibido", recuerda Facundo Garbolino, joven argentino de 20 años que trabaja como camarero en el restaurante de jugadores. "No hablan mucho. Están a lo suyo. Se sirven y se van a sentar".
El tenis, desde dentro
Miguel Calpe, control acceso zona jugadores. "Los tenistas son muy educados". 29 años, madrileño, cuarto Open. "Estoy en la zona de descanso privada de los tenistas. Sólo pueden entrar ellos, sus entrenadores y sus invitados VIP. Son muy educados. Es una zona privilegiada, pero de mucha responsabilidad. En los accesos generales de público hay mucho más mogollón".
Mariana De Ugarte, azafata palco presidencial. "Tenemos que estar monas, pero naturales". 21 años, ferrolana, tercer Open. "El momento de mayor tensión en el palco es cuando llega el propietario del torneo, Ion Tiriac. Está pendiente de que todo esté perfecto. En cuanto al maquillaje, nos piden que estemos monas, pero naturales. No debemos ser exageradas".
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