Cristina, la "niña" del 'Dream Team'

  • Con 11 años se quedó parapléjica tras un accidente.
  • Juega en un equipo de baloncesto y todos sus compañeros son hombres.
Cristina Campos, antes de un entrenamiento
Cristina Campos, antes de un entrenamiento
Jorge París
Cristina Campos, antes de un entrenamiento

Cuatro veces a la semana se monta en su coche y va a entrenarse a Madrid desde Parla, junto a sus compañeros, todos hombres, del equipo de baloncesto en silla de ruedas Fundosa Once, campeón de Liga y Copa y que, del 1 al 5 de mayo, buscará el triplete en la fase final de la European Champions Cup, en Wetzlar (Alemania). Se llama Cristina Campos, tiene 31 años y ha terminado Humanidades.

Con 11 se quedó parapléjica: "Me caí de una atracción de feria y me di un golpe en la espalda". Entonces comenzó a hacer deporte. "Me ha servido para integrarme. Me ha ayudado a coger fuerza y estabilidad para subirme al coche o ir al baño. Cuando me levanto no me veo como una discapacitada. Si voy a un bar y hay dos escalones, mis amigos me ayudan y ya está".

Mis compañeros me hacen las mismas bromas y me dan los mismos carrazos que al resto
Lleva 16 años jugando con chicos "porque en
España no hay suficientes chicas para crear una liga competitiva". "Mis compañeros me hacen las mismas bromas y me dan los mismos carrazos que al resto. Con los rivales es diferente porque mi función en el equipo es bloquearles y alguna vez sí me han intentando picar diciéndome: '¿Por qué no te vas a cocinar?'".

"Es nuestra niña y que nadie le haga una mala falta porque nos lo comemos", afirma Rafa Muiño, capitán del Fundosa. "Nos da mucha paz, calma y tranquilidad porque nosotros somos un poco brutos".

No lleva la cuenta, pero en la Liga habrá "seis o siete chicas más jugando con chicos", comenta Cristina.

Un deporte espectacular

"La gente nos debería venir a ver jugar porque el baloncesto en silla de ruedas en un deporte espectacular. No somos diez personas intentando mover una silla. Hay mucha intensidad y si uno se cae, se levanta él solito o solita", dice Cristina.

Muchas veces nos pillamos con la silla de un contrario

Como en cualquier deporte de élite, en el baloncesto en silla de ruedas, las lesiones son habituales: "La verdad es que se da mucha cera. Normalmente, nos hacemos daño en los hombros, las muñecas o los dedos, que, muchas veces, nos pillamos con la silla de un contrario", explica Cristina.

Las sillas de ruedas que utilizan "son personales e intransferibles" y pueden costar hasta 3.500 euros.

Ante la timidez de la baloncestista madrileña, un miembro del equipo confiesa que "alguna vez, se ha tenido que cambiar en el vestuario de los chicos porque, en muchos pabellones, no existe uno específico para ellas. Muchos clubes no tienen suficiente presupuesto para eso".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento