¿Qué esconden las cabezas de Rossi, Federer, Phelps...?

  • Son deportistas fuera de serie que resultan prácticamente invencibles en sus disciplinas.
  • La psicóloga deportiva Constanza Pujals apunta que "tienen  unas metas bien determinadas y una autodeterminación inagotable".
  • "La frustración produce una reorganización de las fuerzas personales y es donde reside el principio de superación", señala Pujals
De izquierda a derecha, el nadador Michael Phelps, el tenista Roger Federer y el piloto de motos Valentino Rossi.
De izquierda a derecha, el nadador Michael Phelps, el tenista Roger Federer y el piloto de motos Valentino Rossi.
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De izquierda a derecha, el nadador Michael Phelps, el tenista Roger Federer y el piloto de motos Valentino Rossi.

El pasado domingo, Valentino Rossi conseguía su noveno título mundial de motociclismo. Ese mismo día, Sebastién Loeb sumaba su sexto título del mundial de rallies.

Son muchos los grandes deportistas, unos pocos los muy destacados y, aún menos, los que consiguen coronarse como el mejor deportista de su disciplina porque no paran de sumar títulos, de ganar torneos, puntos y premios. Es el caso de los deportistas superdotados, el muro contra el que chocan muchos grandes deportistas que tienen la "mala suerte" de ser coetáneos de un fuera de serie.

Pero ¿qué tienen en su cabeza esos deportistas prácticamente imbatibles? ¿Cómo afecta su superioridad a sus compañeros de competición? Para meternos un poco en sus mentes hemos hablado con la psicóloga deportiva Constanza Pujals, que asegura que "estos deportistas 'imbatibles' tienen muy claro lo que quieren, tienen unas metas bien determinadas y una autodeterminación inagotable". Eso, unido a unas buenas condiciones físicas  y a un trabajo bien realizado, dan lugar a máquinas deportivas como el nadador Michael Phelps o el ciclista Miguel Induráin.

Marcarse continuamente objetivos que superar lleva a que no nos estanquemos, como comenta en su autobiografía (No pudo aceptar no intentarlo), el ex jugador de baloncesto Michael Jordan, quien afirma que durante toda su vida “visualicé adónde quería llegar, qué clase de jugador quería llegar a ser. Yo sabía exactamente adónde quería ir, y me concentré en llegar ahí”.

Como destaca Pujals, "en psicología deportiva se divide la motivación en intrínseca y extrínseca. Se ha observado que los deportistas que tienen mejores resultados tienen una mayor motivacion intrínseca, es decir, disfrutan de lo que hacen. Los que realizan la actividad por recompensas externas suelen tener peores resultados. Puede ser que Rossi tenga una motivación intrínseca, y por eso da la sensación de que nunca es suficiente, es el logro de la autosuperación".

Sin embargo, cuando uno se guía por una motivación extrínseca, los retos se pueden ir terminando, "como cuando uno consigue el número 1 en el tenis y dice 'bueno, hasta aquí llegué, lo conseguí', pero no hay número 0 por el que seguir luchando", apunta Pujals.

Además de las motivaciones, hay muchos factores psicológicos que marcan a los fuera de serie como tener una fuerte autoestima, autoconfianza, perseverancia, que se diviertan con lo que hacen, sean tolerantes ante la frustración, sepan manejar las emociones y los pensamientos con sabiduría...

Un ejemplo de fortaleza mental es la del ex piloto de Fórmula 1 Michael Schumacher, quien fue capaz de conseguir su sexto título mundial (en 2003) pocas horas después de conocer el fallecimiento de su madre.

Segundones de gran nivel

Todos los deportistas han conocido el fracaso alguna vez en su carrera deportiva porque, hasta que llegan a lo más alto, han tenido que ir desarrollándose. Pero hay algunos que, pese a mejorar y mejorar, siempre chocan contra la dura realidad de tener a su lado a un fuera de serie.

"Cada vez más se percibe que la victoria, y no la participación, es el valor  supremo de la competición deportiva, porque el reconocimiento social, el dinero y el deseo de permanencia están relacionados con la victoria, y se descarta cualquier otro resultado", apunta Pujals.

Hoy día la plata ha perdido mucho valor, los segundos puestos saben a derrota y el hecho de no alcanzar nunca al número 1 puede resultar realmente frustrante. ¿Cómo se las apañan los "segundones de elite" para seguir mejorando cuando ese desarrollo no implica nunca alcanzar la gloria? "El hecho de perder puede llevar al deportista a desarrollar dos tipos de conducta: quemarse de la vida competitiva o reforzar su actitud y así salir fortalecido con la experiencia y preparado  para el siguiente desafío", apunta Pujals.

Esta psicóloga subraya que "perder y los sentimientos de inferioridad se definen en frustración permanente hasta producir una reorganización de las fuerzas personales, y es donde reside el principio de superación". Y es que en una personalidad preparada, "esta situación infunde nuevas energías, descubre habilidades imprevistas, abre horizontes, genera una reorganización y enriquece las diferencias a partir de las que se fortalece la personalidad".

En el fondo, el hecho de sentirse entre los mejores ya es un aliciente o un premio suficiente para algunos deportistas, que siempre mantendrán la esperanza de poder superar al más grande, como hizo Rafa Nadal en agosto de 2008, cuando consiguió arrebatar por un tiempo el número uno al grande Roger Federer, algo que le ha llevado años de trabajo.

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