El descontrol de los controles antidopaje

  • Van Impe sufrió un control sorpresa con su hijo recién muerto.
  • La "disponibilidad total" del ciclista depara situaciones humillantes.
  • Los controles sorpresa, en aumento.
El ex ciclista alemán Jan Ullrich, examinado por unos médicos en 2006. (REUTERS)
El ex ciclista alemán Jan Ullrich, examinado por unos médicos en 2006. (REUTERS)
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El ex ciclista alemán Jan Ullrich, examinado por unos médicos en 2006. (REUTERS)

Samuel Sánchez está eufórico. Unai, su primogénito, vive sus primeros días; su mujer, Vanessa, se recupera del parto. Pero el tercero del podio final de la Vuelta 2007 también se indigna: "Es vergonzoso, antihumano". Se refiere a lo vivido por Kevin van Impe, el ciclista del QuickStep cuyo nombre saltó a primera línea informativa la pasada semana; no por un triunfo, sino porque tuvo que pasar, sí o sí, un control antidopaje de las autoridades belgas mientras preparaba el funeral de su hijo recién nacido, que falleció al poco del parto.

El año pasado fueron a controlar a un ciclista que estaba en el entierro de su abuelo

"No es la primera vez que pasa algo así"- dice Pipe Gómez, ex ciclista y presidente de la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP)-; el año pasado fueron a controlar a un ciclista que estaba en el entierro de su abuelo". La ACP no revela los nombres. Política de confidencialidad. Pero acumula las quejas, decenas, hacia "ellos", hacia los inspectores encargados de realizar los controles.

"A otro ciclista que estaba en pleno entrenamiento le obligaron a detenerse para que orinase, porque no le encontraron en su casa. Y otro corredor disfrutaba de un 6 de diciembre en su casa, pero llegó un control y tuvo que irse a otra sala. Mientras su familia estaba en una habitación, en la de al lado le sacaban sangre", añade Gómez a 20 minutos.

Óscar Pereiro ha vivido en sus carnes una experiencia así: "A mí me vinieron el 23 de diciembre, domingo, a las cuatro de la tarde". El ganador del Tour 2006, además, recibió el año pasado una inspección sorpresa el mismo día en el que estaba viajando a Londres para iniciar, días después, el Tour de Francia. "Tuve que justificarlo documentalmente, enviarles los datos del billete, de mi maleta, mi vuelo,...", recuerda.

"Somos el único deporte con localización permanente", explica Gómez. Y todo por el ADAMS, iníciales de un programa informático en el que los ciclistas, mensualmente, reflejan en qué lugares van estar durante cada día. Es el precio que tiene que pagar el ciclismo en esa ansia por recuperar la credibilidad, su compromiso con el juego limpio. Y si no hay control, sanción. Los retrasos, si llega un control sorpresa a tu casa, están muy mal vistos.

Con Samuel Sánchez no se ha dado ningún problema. "Todo correcto, a día de hoy. Nunca me han puesto un pero. El único que le pongo yo es que una vez vinieron un domingo a las nueve de la mañana". "Depende del grado de intransigencia del inspector que te visite; yo nunca he tenido problemas", matiza Carlos Sastre.

Óscar Freire, sin embargo sí. "En lo que va de año ha pasado cuatro o cinco controles de este estilo, por sorpresa, que van aparte de la competición", indica Antonio Freire, hermano y representante del tres veces campeón del mundo.

Óscar protagonizó una situación rara: recibió una inspección recién llegado. Y todo porque en febrero compitió en el Tour de California. "Tardó unas 20 horas en llegar a casa, porque voló de Los Ángeles a Fráncfort, de ahí a Bilbao y luego, para rematar, 100 km por carretera. Con tanto viaje, y el tema del cambio horario, no se pudo acostar hasta las seis. A las ocho tenía dos inspectores en la puerta.

Freire les recibió, pero se negó a hacer el control en su casa. Hubo debate, amenazas de que se estaban quebrantando las normas y la negativa firme de que en su casa, no. La intimidad no se quiebra. "Hay un hotel a 200 metros y al final uno de los inspectores fue alquilar una habitación; el otro no se separó de mi hermano", señala Antonio.

Carlos Barredo, compañero de equipo de Van Impe, supo de la pérdida del belga días antes de que saltara a los medios durante la París-Niza. Su victoria de etapa en la prueba francesa, su exhibición que augura éxitos en las clásicas de primavera, fue un bonito homenaje para él. "Antes que deportistas somos personas", se lamenta.

Antes que deportistas, somos personas

Barredo no ha pasado ningún control sorpresa. "Realmente me da igual, porque como tenemos que estar disponibles las 24 horas del día aquí estoy". Igor Antón, el joven escalador del Euskaltel, tampoco ha recibido visitas de interventores: "Tarde o temprano pasaré algún control, es una norma que hay que cumplir, lo que me preocupa es tener que estar al tanto por si vienen y estoy en el cine, dando una vuelta...".

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