El del segundo Giro de Contador es el enésimo error con los himnos nacionales en el deporte

  • El madrileño se corona en Milán con el himno de José María Pemán.
  • En el Tour de 2007, Contador celebró el título con el himno danés.
  • La selección de tenis, en la Davis de 2003, escuchó el Himno de Riego.
Contador y Armstrong, en el podio de París en 2009.
Contador y Armstrong, en el podio de París en 2009.
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Contador y Armstrong, en el podio de París en 2009.

El error de los organizadores del Giro de Italia, que hicieron sonar el himno español con letra de José María Pemán con Alberto Contador en lo más alto del podio de Milán, es el enésimo que enturbia una competición deportiva.

Alberto Contador, vencedor del Giro por segunda vez, escuchó en el podio el himno español con letra de la época previa de la dictadura franquista, un error de la organización que sorprendió al campeón madrileño y a los cientos de aficionados españoles que se encontraban en la milanesa Plaza del Duomo.

La megafonía anunció la interpretación del himno nacional de España. Y a continuación la sorpresa fue mayúscula cuando empezó a escucharse: ¡Viva España! Alzad los brazos, hijos del pueblo español, que vuelve a resurgir...". El antiguo himno compuesto por José María Pemán.

Contador no tiene demasiada suerte a la hora de escuchar el himno de su país. En el Tour 2009 subió a lo más alto del podio de París, en los Campos Elíseos. Y le pusieron el himno danés. Otro error de bulto. La organización del Tour le compensó con la interpretación del himno oficial cuando su equipo, el Discovery, subió a recoger el premio por escuadras.

Además, en la final de la Copa Davis de 2003 entre Australia y España en Melbourne, James Morrison, un reputado trompetista australiano de 41 años, interpretó un "solo" del "Himno de Riego".

Con el mencionado "Himno de Riego", España ya sufrió un desplante en 1967, en el partido que la selección de fútbol jugó en Praga frente a la entonces selección de Checoslovaquia.

En el estadio, con las dos selecciones formadas en el centro del terreno de juego, sonó el "Himno de Riego" en vez del oficial. Más tarde se supo que era la única partitura que tenían a mano.

El fallecido presidente federativo José Luis Costa protestó airadamente y recibió todo tipo de explicaciones. Los jugadores españoles, que pensaban que era el himno local, se mantuvieron en posición de firmes.

En fecha más reciente, el 29 de julio de 2001, el equipo español de waterpolo derrotó a Yugoslavia por 4-2 en la final del Mundial disputada en Fukuoka (Japón).

Los jugadores, ya en el podio con sus medallas de oro en el cuello, no imaginaban que durante el izado de la bandera española un "fallo técnico" iba a impedir escuchar por megafonía el himno.

Los organizadores, incapaces de subsanar el error, pidieron a los waterpolistas españoles que cantaran "a capela" su himno, lo que hicieron tarareando una letra ficticia.

El balonmano no escapó a los errores

En otro Campeonato del Mundo, el de balonmano disputado en El Cairo en el verano de 1999, y cuando Iñaki Urdangarín ya era prometido de la Infanta Cristina, la selección española escuchó impertérrita el himno de Marruecos en los instantes previos al partido que les debía enfrentar con Argentina.

Al tiempo que los jugadores se miraban de reojo puestos en pie, con Urdangarín reservado ese día en la grada, el presidente de la Federación Española, Jesús López Ricondo, saltó a la cancha preso de ira, y con aspavientos y señas intentó sin éxito deshacer el entuerto en la mesa de anotadores.

En el partido de la Liga Mundial de voleibol de 1999 disputado en Winnipeg entre Canadá y España, los organizadores omitieron el himno español antes del choque, aunque intentaron después paliar los efectos de su "lamentable error" con unos obsequios al equipo visitante. Sin embargo, se registran en la historia reciente del deporte errores parecidos que, lejos de restañarse con ofrendas, acaban en conflictos diplomáticos severos.

Tal fue el caso ocurrido con el himno ecuatoriano en los Juegos Bolivarianos celebrados en Perú, en octubre de 1997.

La ecuatoriana Martha Tenorio, ganadora de la prueba de los 10.000 metros en atletismo, se llevó un disgusto cuando en el momento de ser premiada se escucharon las notas del himno de Perú y no el de su país.

El incidente, que fue calificado como un simple error por los organizadores, generó una protesta formal por parte de la delegación ecuatoriana y puso la primera nota discordante entre las dos delegaciones, cuyos países intentaban entonces avanzar en su tenso proceso de pacificación tras enfrentarse en una guerra en 1995.

Otro error sonado fue el de la banda de música en un partido de fútbol entre Colombia y Cuba, de los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003. Los responsables de la megafonía manejaban un disco de himnos con el rótulo Colombia, cuando en realidad era el de Brasil. La banda reaccionó e improvisó el himno colombiano.

Además, en el sistema de sonido hubo problemas y no se pudo reproducir el himno de Cuba, por lo que los jugadores de este país y algunos que estaban en el estadio decidieron cantarlo a viva voz.

Antonio García, que fuera utillero del equipo español de fútbol en la Copa del Mundo de 1994, sigue siendo, por el momento, el hombre más previsor que jamás haya tenido España en una selección deportiva de elite.

García se encargaba habitualmente de guardar en el equipaje de la selección una bandera, un casete y un disco del himno español cada vez que viajaba con el equipo. Cuando surgían problemas de última hora, allí estaba Antonio García. Quizá su presencia en Melburne habría evitado el error emanado de la trompeta del insigne Morrison.

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