Desierto, piedras, temperaturas extremas y 9.000 kilómetros de recorrido esperan a los pilotos del Dakar 2010, que el próximo 1 de enero tomarán la salida en Buenos Aires. Carlos Sainz, que el año pasado perdió la carrera por un accidente cuando tenía el triunfo en su mano, volverá a ser uno de los grandes favoritos.

El madrileño estará al volante del Volkswagen Touareg 2, una versión mejorada del coche con el que su compañero Giniel de Villiers se proclamó campeón en 2009. "Los coches del Dakar cubren en dos semanas la misma distancia que un monoplaza de Fórmula 1 en todo el año y es fundamental que sean muy resistentes", explica Andreas Lautner, ingeniero de Volkswagen.

La carrocería exterior es de fibra de carbono y plástico reforzado. Sólo pesa 50 kilos, pero su esqueleto interior es a prueba de accidentes: "La cabina del piloto es del mismo acero utilizado en la industria aeronáutica y puede absorber impactos".

El motor diesel, corazón del Toaureg, es todo un reto para los ingenieros. "El año pasado fuimos el primer fabricante en ganar el Dakar con un vehículo diesel y queremos demostrar que no fue ninguna casualidad", destaca el director del equipo alemán, Kriss Nissen. Este propulsor alcanza menos velocidad punta que uno de gasolina, pero tiene otras ventajas: "Consume menos y puede empezar las etapas con menos combustible. Comparado con los motores de gasolina, podemos hablar de una ventaja de 200 kilos".

El coche llega muy sucio

El polvo del desierto perjudica seriamente al motor y eso lo saben muy bien los mecánicos encargados de poner a punto el coche por las noches después de cada etapa. "En Fórmula 1 trabajan en condiciones de limpieza casi quirúrgica y aquí los coches llegan extremadamente sucios. No es tarea sencilla", señala Lautner.

El interior del Touareg ha sido diseñado pensando en la máxima comodidad del piloto para resistir las maratonianas jornadas de hasta ocho horas al volante. Se ha mejorado la visibilidad y hasta cuenta con un sistema de aire acondicionado. "No es como el de un turismo, pero cualquier grado de menos es bienvenido", afirma Sainz.

El piloto madrileño ha cambiado de copiloto y esta vez estará acompañado por el catalán Lucas Cruz, encargado de encontrar el camino correcta mediante GPS y el libro de ruta. "Vamos a velocidades muy altas y tenemos que ser rápidos leyendo las indicaciones. Es importante personalizarte el libro de ruta con marcas de colores. Sin ellas sería imposible la navegación a un buen ritmo de carrera", comenta Lucas.