Pase lo que pase en el campo, éste será recordado como el "clásico del pasillo". Ver al Barcelona rindiendo homenaje al Real Madrid por su reciente título no tiene precio para un madridista. Sólo por ver esa histórica imagen vale la pena ir al estadio. Y claro, el Santiago Bernabéu se llenará.
Además, el Barça ya ha echado el cierre por esta temporada. En Barcelona estos días se habla del nuevo entrenador, Josep Guardiola, de la despedida de Ronaldinho y de las altas y bajas para el año que viene. El clásico es percibido en Can Barça como un trámite engorroso que hay que cumplir, como una visita al dentista o a Hacienda. De hecho, Eto'o y Deco se han borrado del mismo tras ver la quinta tarjeta amarilla, situación que les ha granjeado varias críticas.
Más interés en Madrid
No hay pasión en Barcelona: la prensa pasa de puntillas por el enésimo partido del siglo. En el Madrid, aún resacoso tras su triunfo en Pamplona, hay algo más de interés, pero éste no va más allá de los límites que marque el pasillo del Barcelona. Es previsible que Schuster saque a su once gala: ningún jugador quiere perderse el gustazo de recibir el homenaje del máximo rival.
Rematar la temporada con un triunfo sobre el Barça sería la guinda perfecta, pero lo importante es el pasillo.
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