Botero no podía obtener una sola bonificación si Cañada quería mantenerse como líder en la Plaza de Catalunya barcelonesa, donde estaba situada la llegada.
El corredor del Saunier Duval se empleó a fondo, con un marcaje férreo al colombiano, concienciado de que, en esta Volta, cualquier descuido era capaz de provocar un vuelco en la general.
David Cañada ya había desbancado ayer al ganador de la etapa reina, Carlos Castaño (Kaiku), a quien todo el mundo señalaba como favorito al triunfo absoluto.
Habitualmente, el vencedor en esa jornada de montaña y trazado más largo se apuntaba la carrera, pero esta temporada las distancias eran demasiado cortas.
A Castaño le faltó ayuda para mantener el maillot, porque su equipo se le quedó corto, pero también porque nadie en el pelotón le ayudó lo más mínimo.
Carlos Castaño soportó un primer ataque el viernes, pero ayer, con un puerto de primera a treinta kilómetros de la meta, tuvo que inclinarse ante David Cañada.
Seis años de sequía
David Cañada reaparece así tras una época difícil de seis años de lesiones y enfermedades, incluido un paso por el quirófano para solventar un problema coronario.
Cañada afronta ahora una nueva etapa en su carrera con este triunfo en la Volta a Cataluña. Su principal cita inmediata: el Tour de Francia.
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