El Valencia perdió ante el Rosenborg y se le esfumó prácticamente toda opción de clasificarse para la siguiente ronda de la Liga de Campeones.
Y lo peor es que eso no es lo peor de todo. El equipo ché ha tocado fondo y no parece remontar el vuelo con el cambio de entrenador.
Lo que se vio anoche sobre el terreno de Mestalla deja poco margen para la esperanza del aficionado valencianista. Un equipo sin rumbo, sin ideas y totalmente desbordado por un Rosenborg que hoy por hoy no es ni siquiera uno de los 'grandes' de su Liga.
¿Qué le pasa al Valencia? Es la pregunta que se hacen sus aficionados. Cómo la seña de identidad de este equipo, su solidez defensiva, ha desaparecido para dar lugar a un equipo frágil no es algo que se expliquen fácilmente.
El partido terminó con un Valencia roto, desquiciado y entregado a un rival que le pasó por encima de principio a fin. Y el público de Mestalla -que ayer no llenó el estadio- no aguantó más y sacó sus pañuelos. ¿Contra quién? Ahora que no está Quique, la bronca fue dirigida a Soler, y, en parte, a los jugadores. Sucedió algo que no ocurría desde los tiempos de Paco Roig.
La grada llamó "mercenarios" a los jugadores
Al grito de "mercenarios" fueron despedidos los futbolistas del Valencia, que se fueron a los vestuarios con la cabeza agachada y la mirada perdida.
Hay que darle tiempo a Koeman, que poco pudo hacer para cambiar el rumbo de un Valencia que navega a la deriva y que se encuentra al borde del K.O.
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