Si después de un corto paseo a caballo duele el culo, cuesta imaginar cómo pueden quedar las posaderas después de 400 kilómetros cabalgando. Así de duro es el raid Kaliber Al-Andalus, considerado el Dakar de los caballos, una carrera de resistencia que cruza Andalucía en ocho etapas desde El Rocío (Huelva) hasta Virgen de la Cabeza (Jaén), donde concluirá el sábado.

"El culo no duele demasiado porque estamos acostumbrados a montar, pero los gemelos y los brazos se cargan muchísimo, es una carrera bastante dura", explica la gaditana Marta Hidalgo, segunda en la general con 16 años. Esta joven amazona cuenta a su favor con Hermes, un veterano polo argentino de 18 años que ganó el raid en las dos anteriores ediciones. "Es un caballo muy viejo comparado con otros rivales, pero parece que cada año corre más. Él pone la experiencia y yo la juventud. Vamos a intentar ganar", avisa Marta.

La sintonía con el animal es fundamental: "El caballo nota perfectamente quién lo está montando. Hay que saber dosificarlo, darle agua cuando la necesita... incluso tiene un fisioterapeuta que le da masajes después de cada etapa". Más de un millón de euros puede costar un ejemplar de estas características: "Los jeques árabes son los que más pagan. Para vivir de este deporte tienes que competir en los Emiratos Árabes, sueño con poder hacerlo algún día".

Disputar un raid de 400 km a caballo requiere mucha preparación. "Cada día monto unos 20 km como mínimo y también salgo a correr para mejorar mi preparación física. Casi todos los fines de semana tengo competición", explica Marta, amazona de pura sangre: "Toda mi familia está relacionada con los caballos y empecé a montar muy pronto. A los siete años ya competía".