Un rodillo alemán aplastó al Barça como hacía mucho, muchísimo, que no se veía. El Bayern Múnich arrasó a un Barça impotente y que se vió totalmente superado por un equipo claramente superior. El 4-0 deja prácticamente finiquitada la semifinal de la Champions y abre muchísimas dudas sobre el futuro de un equipo que ha marcado una época pero que está muy lejos de ser el que fue.

El Barça salió al campo con una idea clara: tener el balón el mayor tiempo posible. La mejor defensa posible, pensaban, era que el Bayern no tuviera continuidad y se desesperara ante las eternas posesiones azulgranas. El resto del plan, pareció ser confiar en que una genialidad de Messi resolviera el choque pero el argentino, muy mermado físicamente, no estaba para una proeza como la que suponía superar a la apisonadora bávara.

El conjunto alemán no cayó en la trampa del ritmo lento propuesto por su rival, fue valiente y aprovechó las ocasiones de las que dispuso. Mientras el Barça nunca profundizó en su juego, cada balón que caía en pies del equipo bávaro olía a peligro. Primero avisó Robben, egoísta y que se encontró con el cuerpo de Valdés, y después sólo la mala actuación del árbitro, que no vio dos penaltis en el área culé, evitó el tanto de los alemanes.

Varios saques de esquina anticiparon lo que estaba a punto de llegar. A la salida de un córner, Alaba ganó el balón por alto, después lo hizo Müller -como si de una lucha de adultos contra niños se tratara- y el esférico acabó en la portería culé.

El Barça se fue al descanso desorientado y sin saber cómo frenar al Bayern, pero lo peor le esperaba tras el descanso. La apisonadora del Bayern salió con más fuerza que nunca en la segunda mitad y con ganas de intentar sentenciar la eliminatoria lo antes posible. Otro córner, otros dos remates a pocos metros de Valdés y Mario Gómez, en aparente fuera de juego, hacía el segundo.

Había pasado mucho tiempo sin que el Barça se encontrara con una situación así, varios goles por debajo, sin crear ni una sola ocasión de gol y ante un equipo que estaba siendo claramente superior.

La reacción azulgrana llegó, aunque fuera tímidamente, y las llegadas al área alemana aparecieron. La tuvo Marc Bartra, pero no fue más que una ilusión. El peligro de las contras de los de Heynckes era más que evidente y en uno de ellas, el balón llegó a Robben y, tras una jugada por su banda, hizo el tercero para el Bayern. Cómo es posible que el colegiado no viera la falta previa cometida por Müller a Alba es una de esas cosas inexplicables en un arbitraje a este nivel.

El descalabro culé era ya inevitable. Sin reacción desde el banquillo, sin espíritu en el campo y con las estrellas cabizbajas, llegó el cuarto, de nuevo a cargo de Müller, que finiquitaba la semifinal y que abre el debate en torno al Barça. ¿Fin de ciclo? Solo el tiempo lo dirá.

4.- Bayern: Neuer; Lahm, Boateng, Dante, Alaba; Javi Martínez, Schweinsteiger; Robben, Müller (Pizarro, 83), Ribery (Shaqiri, 88); y Gómez (Luiz Gustavo, 71).

0.- Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Bartra, Alba; Xavi, Busquets, Iniesta; Alexis, Messi y Pedro (Villa, 83).

Goles: 1-0, min. 25: Müller. 2-0, min 49: 3-0, min. 73: Robben). 4-0, m.81: Müller.

Árbitro: Viktor Kassai (Hungría) amonestó a Gómez, Bartra, Javi Martínez, Alexis y Alba.

Incidencias: partido de ida de la semifinal de la Liga de Campeones disputado en la Allianz Arena de Múnich