El Barcelona cumple su objetivo y sigue líder una semana más

El FC Barcelona cumplió su objetivo de salir de La Romareda como mínimo con la misma ventaja respecto a sus perseguidores y se cobró algunas cuentas pendientes ante el Zaragoza, como la eliminación en la Copa del Rey, en un partido marcado por el amenaza de retirarse del terreno de juego del camerunés Samuel Eto´o, tras recibir gritos racistas desde las gradas.
El camerunés Samuel Eto''o se dispone a abandonar el terreno de juego a causa de los insultos racistas que le dirigió un sector del público. (Javier Cebollada/EFE)
El camerunés Samuel Eto''o se dispone a abandonar el terreno de juego a causa de los insultos racistas que le dirigió un sector del público. (Javier Cebollada/EFE)
Javier Cebollada/EFE
El camerunés Samuel Eto''o se dispone a abandonar el terreno de juego a causa de los insultos racistas que le dirigió un sector del público. (Javier Cebollada/EFE)

La acción de Eto'o cambió un partido que, hasta ese momento, estaba equilibrado.

Tras volver al terreno de juego el delantero barcelonista, el partido se resolvió con un penalti, convertido por Ronaldinho, la expulsión de Albert Celades y un nuevo gol del sueco Henrik Larsson tras un pase del Mejor Jugador Africano del Año.

Ambos equipos ofrecieron una primera media hora de juego absolutamente intrascendente en la que los aragoneses le cedían la posesión de la pelota a los azulgranas que no parecían estar muy por la labor de lanzarse en busca de crear peligro ante la portería de César Sánchez.

Miedo o respeto

El caso es que, después de haberse visto las caras en tres ocasiones esta temporada con un balance cualitativo favorable para los zaragocistas, el líder parecía no querer asumir el reto de tener que ganar el partido ante un adversario del que ya sabía el daño que podía ser capaz de hacerle.

El ejemplo más claro fue un inusual primer minuto de juego en el que el mexicano Rafael Márquez y Carles Puyol, como si estuviesen iniciando una sesión de entrenamiento, sostuvieron un tuya mía a diez metros con el resto de jugadores como espectadores.

Las dos primeras ocasiones llegaron para los barcelonistas aunque de manera inesperada, ya que una indecisión entre el brasileño Alvaro y el Gabriel Milito estuvo a punto de aprovecharla Lionel Messi, y posteriormente un centro blando de Ronaldinho se le escapó inexplicablemente a César Sánchez que tuvo que lanzarse a los pies de Eto'o que a punto estuvo de llevarse el balón.

Un enfrentamiento que se preveía vibrante y con acciones de peligro empezaba a marcharse por unos derrotes de partido insulso y sin nada realmente remarcable.

Las palabras de Frank Rijkaard, "el Zaragoza nos tiene tomada la medida", parecían haber calado excesivamente hondo en sus jugadores que incluso mostraban más temor al equipo aragonés del que habían tenido unos días antes frente a su gran rival en la Liga de Campeones, el Chelsea inglés.

Un disparo desde veinte metros de Ewerthon a los 29 minutos, tras una jugada de Delio Toledo por la banda izquierda, sirvió de detonante para que ambos equipos reaccionasen.

El espíritu dormido de victoria de unos y otros dejó de estarlo y el juego cobró una mayor velocidad y la sensación de querer algo más que el empate renació, sobre todo por parte de los locales que trataban de sorprender a los barcelonistas por velocidad.

El único lanzamiento destacable sobre la portería local llegó a dos minutos del final por medio de Thiago Motta que trató de sorprender a César Sánchez desde fuera del área.

Tras el descanso, el partido mantuvo la pauta preestablecida en los primeros cuarenta y cinco minutos, con un Zaragoza que trataba de sorprender con la velocidad de Ewerthon y Diego Milito, mientras que los azulgranas lo intentaron por medio de Mark Van Bommel con un disparo desde muy lejos que salió alto.

Los últimos quince minutos determinaron el partido

El partido se encaminaba hacia el último cuarto de hora sin que ninguno de los dos equipos diese la sensación de ser capaz de poder batir al portero rival.

Un córner más en apariencia a los setenta y siete minutos, con el lanzamiento de algunos objetos por parte de los aficionados locales y un conato de marcharse al vestuario de Eto'o por unos gritos racistas fueron los que terminaron desequilibrando a los zaragocistas.

El córner lo lanzó Ronaldinho y el perfecto remate de Edmilson a la escuadra lo paró Celades con César batido provocando su expulsión y el consiguiente penalti que no falló el balón de oro europeo.

El partido se había decantado inesperadamente hacia el lado azulgrana y sólo tres minutos después una internada por la banda izquierda de Eto'o dejó en bandeja un balón para que el recién entrado Larsson sentenciase el encuentro.

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