"Huracán: Viento muy impetuoso y temible que, a modo de torbellino, gira en grandes círculos, cuyo diámetro crece a medida que avanza..." (Real Academia Española). Contemplado así, bastaría con añadir la palabra Barça a dicha definición y el reflejo de lo vivido en el Camp Nou este lunes, en la noche del 'clásico', sería perfecto (5-0).

Ni Real Madrid, ni Mourinho, ni Cristiano. Ni fútbol. La nada. Tampoco Higuaín, que tuvo la suerte de perderse un paseo duro de asumir en primera persona y fácil de aplaudir desde la grada. A Benzema le tocó tragar por él.

Sin más novedades en los onces y con el resto de estrellas sobre el campo, Guardiola demostró de qué pasta está hecha su telaraña, sutil y de buen gusto, en la que quedó atrapado José Mourinho. Él era el enemigo, el rival a batir, más allá de un enfrentamiento que tampoco será decisivo de cara a final de temporada. Es el orgullo el que duele después, más allá de que "el martes siga siendo martes" (palabra de 'Mou') y que el Barça ahora esté dos puntos por encima en la tabla.

El balón comenzó a rodar pintado de azulgrana y el Real Madrid no tuvo opción de cambiar eso. El asedio era brutal en los primeros cinco minutos, con un equipo totalmente empujado hacia su área a base de toque. Recital táctico, de ayudas, de colocación. Un dominio absoluto que pudo tener premio un minuto después, si la vaselina de Messi no se hubiera topado con el palo de Casillas.

Tal era el meneo inicial que, con un poco de suerte, el primer tanto estaba cantado. Así, en el minuto 10, Iniesta metería un pase entre líneas a la espalda de Pepe y Carvalho, que rebotaría con fortuna en los talones de Xavi y el rechace le valdría para superar a Casillas y materializar el primer tanto.

Denegada la posibilidad de jugarle de tú a tú al Barça, el Real Madrid trató de recurrir al contraataque, abandonó cualquier opción de rebatir estilos y Di María lo intentó por la banda izquierda con un disparo seco desde fuera del área. Despejó Valdés.

Eso fue prácticamente todo. El Barça volvió a agenciarse el balón (no lo soltó en ningún instante), ahondó en el calvario que le tocaba vivir a Xabi Alonso y Khedira (lo de Iniesta y Xavi es de ensueño) y noqueó por segunda vez a un Real Madrid completamente mareado, al aprovechar Pedro un mal despeje de Casillas a un disparo de Villa.

Hasta entonces, nada de Cristiano, nada de Benzema y mucho menos de Özil. La defensa se ahogaba por momentos y el centro del campo parecía inexistente. Así aparecieron la intensidad, el 'cuerpo a cuerpo' y alguna que otra provocación (Guardiola amaga a Cristiano con un balón y éste le empuja, 'rifirafe' entre todos y espectáculo). A eso le suceden un proyecto de agresión de Carvalho a Messi y un posible penalti de Valdés a Cristiano.

Llegó la reanudación y la tormenta rondaba el grado 5, imparable, con un cuadro blanco desarbolado y sin más soluciones que Lass por un Özil huérfano de fútbol, algo que se repite demasiado cuando el equipo juega a domicilio.

De sopetón aparecieron Messi, Villa y Xavi para avisar que lo que estaba por llegar iba a ser peor, aunque la excesiva conducción del primero, el acierto de Casillas frente al segundo y un disparo forzado del tercero no terminaron en gol.

Entonces resucitó Villa de cara al gol, al cuarto de hora de la segunda parte, para aprovechar dos pases medidos de Messi, batir con sendos disparos cruzados al capitán de la selección y señalarse el nombre con los pulgares.

La música de fondo se convirtió en banda sonora. Los coros de la grada retumbaban al son del ganador, los cánticos contra Mourinho se dispararon y la exhibición se ilustraba al primer toque y con algún que otro taconazo. Todo para remarcar con mayúsculas el que seguramente haya sido el mayor fracaso de José Mourinho al frente de un equipo en lo que lleva de carrera.

El espectáculo, liderado por un inconmensurable Busquets, llegaba a su fin. Guardiola optó por regalarle una ovación a Villa y un premio a Bojan, que a punto estuvo de marcar, y el Barça retrataba en cada jugada a un Madrid vendido, oxidado y sin ganas de hacer nada. Xavi dejó hueco a Jeffrén y el canterano firmó 'la manita', demostrando que la base sigue estando en 'La Masía'.

De ahí en adelante, Cristiano tampoco tuvo ganas de llamar la atención ni de reclamar protagonismo con alguna jugada que no fuera a balón parado. Aunque sí Ramos con una entrada sin sentido a Messi y una agresión a su 'amigo' Puyol, que le costó la roja.

Sonó el silbato, se bajó el telón y llegó el momento de hacer recuento de caja. ¿'Clásico' repaso? No se sabe, pero si Florentino Pérez se ha gastado más de 200 millones de euros en cuajar el ridículo más estrepitoso en casa del máximo rival, ¿no sería más fácil fichar al Barça y fin de la historia?

Ficha técnica

5- FC Barcelona: Valdés; Alves, Puyol, Piqué, Abidal; Busquets, Xavi (Keita, m.86), Iniesta; Pedro (Jeffren, m.86), Messi y Villa (Bojan, m.76).

0 - Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo (Arbeloa, m.60); Xabi Alonso, Khedira; Di Maria, Özil (Lass Diarra, m.46), Cristiano Ronaldo y Benzema.

Goles: 1-0, m. 10: Xavi. 2-0, m.18: Pedro. 3-0, m.55: Villa, 4-0, m.57: Villa. 5-0, m. 90+1: Jeffren.

Árbitro: Iturralde González (col. vasco). Mostró cartulina amarilla a Víctor Valdés (m.32), Cristiano Ronaldo (m.32), Villa (m.34), Pepe (m.36), Messi (m.45), Xabi Alonso (m.51), Marcelo (m.56), Casillas (m.56), Carvalho (m.71), Sergio Ramos (m.73), Khedira (m.75) y a Puyol (m.80). Expulsó a Sergio Ramos (m.92) por agredir a Puyol

Incidencias: 98.255 espectadores asistieron al encuentro correspondiente a la decimotercera jornada de Primera División, disputado en el Camp Nou. En el palco se encontraban, entre otras autoridades, el presidente en funciones de la Generalitat, José Montilla; el vicepresidente en funciones de la Generalitat, Josep Lluís Carod Rovira; y el presidente del Parlament, Ernest Benach.