Barcelona se juega este martes contra Eugene y Doha ser la sede de los Mundiales de Atletismo

La atleta rusa Yelena Isinbayeva celebra el salto de 4,89 en la final de salto con pértiga en los Mundiales de atletismo.
La atleta rusa Yelena Isinbayeva celebra el salto de 4,89 en la final de salto con pértiga en los Mundiales de atletismo.
EFE
La atleta rusa Yelena Isinbayeva celebra el salto de 4,89 en la final de salto con pértiga en los Mundiales de atletismo.

La ciudad de Barcelona aspira este martes a convertirse en sede del decimoséptimo mundial de atletismo que se celebrará en el 2019, a la que también optan Doha (Catar) y Eugene (Oregón, Estados Unidos), aspirantes que conocerán el veredicto de la IAAF en Montecarlo. Barcelona se quedó en el camino hace siete años, cuando presentó su candidatura para el mundial del 2013, pero en la decisión adoptada en Mombasa (Kenia), Moscú (Rusia) fue la vencedora, en una lucha en la que también compitió Brisbane (Australia).

Esta vez, Barcelona se siente más fuerte en la lucha por convertirse una vez más en el centro mundial del deporte, condición que ya ha ostentado en numerosas ocasiones, con los Juegos Olímpicos de 1992 como colofón de una ciudad que vive para y por el deporte en todas sus dimensiones, y muy concretamente en el atletismo. Para la elección de este martes de la sede del mundial, Barcelona presenta, respecto a sus competidoras, numerosas ventajas que la sitúan en la condición de favorita, y una de ellas es que todas las infraestructuras están hechas y funcionan a pleno rendimiento, como por ejemplo el estadio olímpico, la nueva terminal del aeropuerto y una red hotelera de primera magnitud en el ámbito mundial, entre otros aspectos.

Frente al potencial con que se presentará Barcelona en Montecarlo, está la pequeña ciudad de Eugene, que tiene como mejor carta de presentación a Estados Unidos, pero con unas infraestructuras que no pueden competir con la ciudad catalana. Doha, por su parte, tiene un presupuesto insuperable para organizar cualquier acontecimiento (Catar organizará el mundial de fútbol del 2022), pero una vez más el calor y la humedad parecen a priori aspectos que juegan claramente en contra de sus aspiraciones. Si fuese la elegida, quedaría descartado celebrar el acontecimiento en verano y éste se relegaría a un calendario en el que difícilmente podrían desplazarse muchos aficionados para seguir las pruebas.

Barcelona vuelve a reclamar la atención para ser la sede de un acontecimiento de primer orden, como es un mundial de atletismo, que se encuentra en un nivel ligeramente inferior de relevancia al que pueden proyectar unos Juegos Olímpicos o el mundial de fútbol. En su tarjeta de presentación ofrece experiencia por haber sido la sede de unos Juegos, un mundial de fútbol y de diversos mundiales como el de natación en dos ocasiones. A ellos, se suma una larga lista de organización de actos atléticos, como la Copa del mundo de 1989, el Campeonato del Mundo en pista cubierta de 1995, el Campeonato de Europa absoluto en el 2010 y el Campeonato del Mundo júnior en el 2012.

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