La salida de Zinedine Zidane ha dejado en shock a todo el madridismo. Desde la sorpresa que mostró Florentino Pérez cuando le tocó anunciar la marcha del segundo entrenador más laureado de la historia del club blanco, hasta los gestos de cariño de todos los futbolistas. De todos... menos Gareth Bale. El futbolista galés ha sido el único que no ha lanzado ningún mensaje al técnico francés, lo que ha alimentado los rumrores de un posible enfado del galés por la situación que ha vivido en los últimos tiempos.

Cuando acabó la final de la Liga de Campones frente al Liverpool, en la que el Real Madrid conquistó su decimotercera Copa de Europa, Gareth Bale fue franco: "Tengo que jugar cada semana, y eso no ha pasado esta temporada. Tuve una lesión durante cinco o seis semanas al principio, pero después he estado bien físicamente. Tengo que sentarme con mi agente y pensar en ello", afirmó el galés.

La lesión que Bale sufrió el pasado curso provocó que Isco se asentase de forma indiscutible en el once, mientras que en la presente temporada, a esa explosión definitiva del malagueño se sumaron las figuras de Lucas Vázquez y Asensio, que provocaron que también se le restasen minutos al ex del Tottenham. Eso ha provocado que su situación se haya vuelto realmente delicada, hasta el punto de que parece que está más fuera del Real Madrid que dentro.

Tan cierto es que esa es la sensación actual, como que la marcha de Zidane, a tenor de que Bale no despidiera al técnico, puede cambiar su situación en plantilla. Habrá que esperar para ver quién es el próximo entrenador del conjunto blanco, pero desde luego este es un gesto que lleva a pensar que la relación entre ambos no era la mejor.