La calle respalda un fenómeno social cada vez más evidente. Un vistazo al asfalto y algún par de zapatillas aparecerán trotando al instante. "El auge del atletismo popular es impresionante", corrobora el ex atleta Luis Miguel Martín Berlanas, responsable del programa del carnet del corredor. No sólo es cosa del correr, pues otra especialidad como el triatlón atraviesa también momentos gozosos, con un incremento de un 23% en el número de participantes en pruebas federadas de un año a otro.

El lado oscuro del auge atlético llegó este fin de semana, con la muerte de Alberto Ceballos (31 años) en la media maratón de Madrid. Se desplomó al cruzar la meta, al límite del esfuerzo su cuerpo. Alberto no era un imprudente. Meses llevaba preparando su gran reto y su muerte pudo deberse más a cuestiones de sobreesfuerzo. El suceso, unido a otra tragedia sobre el tartán de una pista sevillana, en el que cayó inerme un atleta de 17 años hace una semana, lleva a la inquietud y a la observación estricta de una serie de normas.

"Antes de comenzar cualquier reto de estas características, hay que hacerse siempre un chequeo y una prueba de esfuerzo", señala el Dr. Pedro Manonelles, de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEDEME).

"Hasta los 10 kilómetros más o menos, el esfuerzo es moderado, pero a partir de ahí estás hablando de esfuerzos muy serios", dice Chema Martínez. "El corazón es un músculo y hay que saber si funciona bien antes de llevarlo al límite".

Una vez en carrera, el primer consejo es «escuchar a tu cuerpo y no pasar el límite». Y sobre todo, añade Chema, «mucho cuidado con el sol y con la hidratación». Sabe de lo que habla: corre 200 kilómetros por semana.

Malos hábitos

El doctor Manonelles critica también "la imprudencia de algunas personas que piensan que por comprarse unas zapatillas y tener un dorsal ya están haciendo deporte. En los últimos tiempos hemos notado más problemas cardiorrespiratorios en la gente mayor de 35 años, un amplio sector de los que participan en las carreras populares. Esto puede deberse a un exceso de colesterol y grasas. Pero lo más sorprendente es que se dan casos entre chicos que apenas son mayores de edad".

¿Por qué? "En este caso, las causas son una mala alimentación y al exceso de obesidad en estas edades. Los chicos adolescentes tienen malos hábitos alimenticios".