El renacimiento del Atlético desde el descenso en el 2000

  • Desde su descenso en mayo de 2000 a Segunda División, donde permaneció dos campañas, el Atlético ha vivido un periplo intenso de reconstrucción.
  • Tras un lustro de inestabilidad en cuanto a resultados tras la vuelta a Primera, Javier Aguirre comenzó a sentar unas bases que hoy explota Diego Simeone.
  • La entidad optó por invertir en fichajes más importantes, no duda en vender sus estrellas y ha ganado más títulos en Europa en cuatro años que nunca antes.
  • El Atlético es campeón de la Liga 2013/14.
Luque consuela a Hasselbaink después de que se concretase el descenso del Atlético de Madrid a Segunda División tras empatar con el Oviedo en mayo de 2000.
Luque consuela a Hasselbaink después de que se concretase el descenso del Atlético de Madrid a Segunda División tras empatar con el Oviedo en mayo de 2000.
EFE
Luque consuela a Hasselbaink después de que se concretase el descenso del Atlético de Madrid a Segunda División tras empatar con el Oviedo en mayo de 2000.

Cuando Vicente Calderón pronunció aquello del "Somos el pupas fútbol club" no sabía de la trascendencia de sus palabras, convertidas en recurso periódico para explicar o justificar los sinsabores de la andadura deportiva de su Atlético de Madrid. En 2014, con su décima Liga en el zurrón, el Atlético le ha puesto el broche a su renacimiento como entidad.  Le quedan flecos enjundiosos, como la cuestión de la deuda con Hacienda o la situación accionarial frenada por los tribunales, pero en el fútbol los resultados mandan. Y si son buenos, relativizan. La cosecha de estos últimos años, con otros cuatro títulos europeos (dos Europa League y dos Supercopas europeas) y una Copa (2013), no ha sido desde luego mala.

En tres lustros se ha gestado el renacimiento de un Atlético de Madrid que comenzó el siglo XXI de mala manera: bajando a Segunda División y perdiendo una final de Copa contra el Espanyol por una pillería de Tamudo. La final de la impotencia en el rostro de Toni. En Europa se había despedido pronto, en octavos contra el Lens. La entidad del Manzanares, que solo unos años antes había firmado el doblete de la Copa del Rey y la Liga, quedó atrapada en una espiral deportivo-institucional.  Y explotó.

A  finales de mayo de 2000, con un empate en Oviedo (2-2) en un partido en el que el neerlandés Hasselbaink marró un penalti, el Atlético concretó el segundo descenso a Segunda División de su historia. Molina, Gaspar, Ayala, Gamarra, Capdevila, Aguilera, Bejbl, Solari, Hugo Leal, Kiko y Hasselbaink fueron los titulares de un encuentro en el que también participaron Valeron, Bejbl y Luque. Radomir Antic dirigía aquel plantel tras la salida de Claudio Ranieri. Fernando Zambrano llegaría para la última jornada. El Atlético esbozó la catástrofe  siendo el último de la Liga tras las ocho primeras jornadas. La reacción llegó, pero con tropiezos y altibajos. Y se esfumó. Ayudó la cuestión política, con la intervención de la Audiencia Nacional en la sociedad. Los Gil fueron apartados, acusados de estafa, apropiación indebida y falsedad documental, y en su lugar se nombró a un administrador judicial, Luis Manuel Rubí, con plenos poderes hasta el 31 de marzo de 2000.

Volver a empezar en el 'infierno'

Comenzó entonces la andadura por el infierno, como se calificó publicitariamente un periplo que se pretendía corto y acabó extendiéndose dos temporadas. Zambrano, Marcos Alonso y Carlos García Cantarero dirigieron a lo largo de la temporada  a un Atlético que acabó cuarto, con peor marca de goles que el Tenerife. Aunque con Salva Ballesta como máximo goleador. Y unas semifinales de Copa. En el curso siguiente, con Luis Aragonés al rescate, se revolucionó la plantilla y se adecuó mejor a los condicionantes de una competición en la que competía con equipos con menos población en sus ciudades que el aforo del Calderón.  En el torneo copero cayó a las primeras de cambio con el Rayo.

El retorno se concretaría un 28 de abril de 2002 y poco después, imagen icónica dentro de la entidad, se acuñó el anuncio del "Ya estamos aquí" con el portero Germán Mono Burgos (hoy en día segundo de Simeone) saliendo de una alcantarilla. El argentino, García Calvo, Movilla y el uruguayo Diego Alonso (máximo artillero también) fueron los pilares sobre los que se construyó aquel equipo. Aparecía Fernando Torres como abanderado de la cantera y la afición. Con el ascenso llegaría la salida de Jesús Gil de la presidencia. Los problemas con la justicia del exalcalde de Marbella se incrementaban de intensidad y la cárcel entraba en juego. Por mucho pedigrí que se tenga el descenso deja secuelas y los retornos ofrecen ciertos vértigos. El Atlético inició una fase de reasentamiento en la categoría con pretensiones europeas demasiado ambiciosas. Luis Aragonés dejó al equipo duodécimo en la tabla y fuera de la Copa en los cuartos de final contra el Recreativo.

En la campaña 2003-04, en la primera época de Gregorio Manzano como técnico y con Enrique Cerezo ejerciendo ya de presidente, el jienense conduce al equipo hasta la séptima posición de la tabla, con derecho a jugar la Copa Intertoto del curso siguiente, y otros cuartos coperos. César Ferrando se haría cargo del puesto de entrenador en la 2004-05, dejando al club undécimo en la Liga, derrotado por el Villarreal en la final de la Intertoto y en las semifinales de la Copa, donde le frenó Osasuna. La directiva optaría por un revulsivo para el banquillo de cara a la siguiente temporada y fichó al argentino Carlos Bianchi, pero éste sería destituido en la jornada 18 y sustituido por Pepe Murcia; el plantel concluye décimo en Primera División y queda fuera de la Copa en los octavos de final contra el Real Zaragoza. Ese adiós fue el que le costó el puesto a Bianchi. "Al principio de la temporada teníamos grandes esperanzas. Hicimos lo imposible por hacer un gran equipo, buscamos las carencias de la temporada anterior e intentamos solucionarlas con fichajes. Pensamos, además, que lo ideal era traer a un técnico que tuviera prestigio internacional y que pudiera dar al club triunfos, pero desgraciadamente las circunstancias no han sido así", lamentó Cerezo.

Un primer proyecto y un auge con Quique

Cuatro campañas de titubeos sin proyectos fiables en el retorno a Primera derivaron en la apuesta por el mexicano Javier Aguirre. El buen papel de su Osasuna le llevó al Calderón en la 2006-07. Y con él, un esfuerzo del club para dar un paso adelante. Llegaría un chaval de 17 años apellidado Agüero, el fichaje más caro de la entidad (23 millones de euros a Independiente de Avellaneda). Los navarros se vengarían en la Copa apeando a los rojiblancos en octavos de final. En la Liga el equipo concluiría séptimo. En su segundo año, año en el que el club fichó a un Diego Costa que hoy en día da mucho que hablar y también a todo un Diego Forlán decisivo en el futuro (por 21 millones de euros), en el primer curso sin Fernando Torres, Aguirre aupó al Atlético hasta la cuarta plaza, el retorno a la Champions por tanto, y se despidió en los dieciseisavos de la UEFA a manos del Bolton tras ganar su final en la Intertoto al Gloria Bistrita rumano. El reencuentro con la élite de la 2008-09, en la previa de la Champions, comenzó con derrota en el campo del Schalke y prosiguió con goleada coral en casa gracias a Agüero, Forlán, Luis García y Maxi Rodríguez; destacó en la liguilla de grupos, pero en la primera eliminatoria le paró el Oporto. Otra cuarta plaza liguera permitía el retorno a la previa de la máxima competición continental. En la Copa, el Barça fue demasiado en octavos de final. Aguirre no acabó la temporada y le sustituyó Abel, quien hasta su fichaje dirigía al Castellón.

Con una confianza relativa dentro de la entidad, el exportero rojiblanco apenas duraría siete jornadas al mando en la 2009-10, condenado por una victoria en diez partidos oficiales y una nefasta fase de grupos en la Champions ante Apoel, Chelsea y Oporto. Con él, sin embargo, debutó el meta David de Gea. Quique Sánchez Flores tomaría las riendas con el tino suficiente para capear el temporal en la liga (acabaría noveno), conducir al bloque a la final de Copa contra el Sevilla (que perdería) y a la de la Europa League, donde recayó el Atlético desde la Champions y donde se encararmó en la final de cinco brincos ante Galatasaray, Sporting de Lisboa, Valencia, Liverpool y Fulham. Forlán fue decisivo. Dos finales y un título que acabaron con una larga sequía de títulos.

Quique, que llegó por unos meses y renovó por un año, aguantaría la temporada siguiente. No habría renovación y sí una segunda oportunidad para Gregorio Manzano. "Cuando llegamos estábamos en descenso y ahora en Europa así que entiendo que hemos progresado porque dejamos cantera, títulos, el equipo en Europa es la idea que tienes cuando pasas por cualquier equipo. Estoy muy satisfecho por mi paso por este club, es gente honesta, gente limpia y me han hecho sentirme muy bien y se agradece", indicó Sánchez Flores en su despedida. Gestionó como pudo un año complejo en lo económico, con algunos retrasos en el abono de las fichas. Y la sombra de las irregularidades accionariales de los Gil, denunciadas por grupos de oposicón en los tribunales. Quique, además de formas elegantes y muy buenas maneras, dejó en las vitrinas la Supercopa ganada al Inter de Milán con brillantez y un adiós en cuartos en la Copa ante el Madrid. Manzano, su sustituto, sin Agüero ya, con Falcao en la plantilla tras el pago de 45 millones de euros y también con Courtois tras la venta de De Gea al United,  sería destituido tras caer ante el Albacete en la Copa antes de la llegada de Diego Simeone en el mercador invernal... Y el inicio de una nueva era. El renacimiento.

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