De un lado, Osasuna, segundo clasificado y algo más que un equipo revelación. Enfrente, el Atlético, conjunto de irregularidad crónica y sin rumbo conocido. Ayer, no jugó a nada. El césped pamplonica, congelado, no fue obstáculo para la buena primera parte. Dio primero el Atlético, en un disparo al palo de Gabi cuyo rechace envió Petrov a la red. Llegó entonces el tradicional infortunio visitante y la remontada, visto y no visto: primero Raúl García, figura emergente, y después Romeo, volteaban el partido y amargaban el debú de Roberto, quinto portero del equipo y titular ayer por las circunstancias. Su defensa, pésima, tampoco le ayudó al lucimiento.
El frío debió congelar las ideas de ambos equipos, que apenas crearon ocasiones en la segunda mitad.
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