El retorno de Lance Armstrong al ciclismo profesional en el próximo Tour Down Under, que se celebra entre el 18 y el 25 de enero, ha sido la mejor publicidad posible para la prueba australiana, una carrera nacida en 1999 y que gracias al heptaganador del Tour se ha librado, al menos este año, de esa imagen de destino ideal para acumular kilómetros en invierno. Una prueba exótica para el aficionado, pero que desde 2008 forma parte del calendario ProTour -élite de las mejores carreras-; la primera carrera no europea que logró tal condición.

En Australia, por eso, se han volcado con un Lance que en su vuelta estará acompañado por dos españoles: el asturiano Chechu Rubiera, su amigo, y el madrileño Jesús Hernández. Un despliegue de seguridad focalizado en su persona y una donación para su Fundación Livestrong de lucha contra el cáncer -no desmentida por las autoridades estatales a Cyclingnews y cifrada entre el medio millón y el millón de dólares estadounidenses- son dos de los beneficios del ciclista tejano en Australia. El otro es el calor, con temperaturas superiores a los 40 grados. «Un calor insano», señalaba el propio Armstrong, quien este miércoles cumplió su tercer día en Adelaida. «Y sorprendido de lo hermoso que es esto», añadía.

Una bici especial

Armstrong, quien ya explicó en la concentración de Tenerife que competirá con los colores del equipo Astaná pero se entrenará con los de su Fundación, estrenará en Australia, donde lucirá el dorsal 11, una nueva bicicleta Trek.

Esta bici está decorada con los colores de Livestrong (el negro y el amarillo) y, pintados en uno de los tubos del cuadro, el número 1.274, la cantidad de días que separan su retirada, tras ganar su séptimo y último Tour (2005), y su vuelta oficial. Lance correrá el domingo en la Cancer Council Classic, dos días antes del estreno en el Tour Down Under. «Estoy un poco nervioso, pero también en forma», indicó a su llegada al país aussie.