El partido entre Vasco da Gama y Sao Paulo acabó con 2-0 a favor del conjunto local, pero no fue el resultado lo que ha dado la vuelta al mundo, sino la actitud de la afición del conjunto local y, sobre todo, del árbitro.

Corría el minuto 18 de la segunda parte y el Vasco ya ganaba 1-0. En un momento dado, el colegiado Anderson Daronco detuvo el partido y se fue hacia la zona de banquillos, donde habló brevemente con Vanderlei Luxemburgo. El entrenador recibió una orden y una advertencia muy claras: o avisaba a su grada de que cesasen los cánticos homófobos o suspendería definitivamente el partido.

Luxemburgo, entrenador del Vasco, no dudó en pedir a su afición que se calmase y que dejasen de insultar, algo que hicieron inmediatamente. También fue avisado de lo que ocurría Dani Alves, capitán del Sao Paulo nada más llegar al club.