Anna Montañana: "Existe un machismo inconsciente en el deporte"

Anna Montañana, miembro del Montakit Fuenlabrada.
Anna Montañana, miembro del Montakit Fuenlabrada.
MONTAKIT BUENLABRADA
Anna Montañana, miembro del Montakit Fuenlabrada.

Si de derribar muros se trata, Anna Montañana lo tiene claro. Lo suyo es el baloncesto. Durante 20 años, en la pista; y desde hace ya algunos, en los banquillos. Lo que no sabía la valenciana es que iba a marcar un hito. Hace apenas un mes fichó por el Fuenlabrada como asistente del primer técnico, Néstor García, algo que le posiciona como una pionera en estas lides porque ya es la primera entrenadora de la historia en un equipo ACB.

¿Cómo le ha acogido el vestuario?

Muy bien. Desde el primer momento muy normal, no ha habido nada diferente por ser mujer.

¿Se siente una pionera?

Es algo que tiene que pasar porque es obvio. Lo llevo con total normalidad, por mi parte y por la del equipo. Sí es verdad que hubo revuelo, y que aún lo hay, y más con todo esto del Día de la Mujer. Pero no digo que me encante, porque por ser mujer se me está dando una cobertura que por ser entrenadora yo aún no me he ganado.

Pero si es cierto que está derribando muros... ¿Tiene presión?

Presión porque tienes que demostrar que valemos igual. Que es obvio, pero no lo es tanto porque, si no, no habría preguntas al respecto. Y también presión porque yo lo quiero hacer bien, que el equipo siga ganando y que, si gana o pierde, no me tengan que juzgar por estar yo aquí.

¿Lo suyo es algo extraordinario que se irá normalizando?

Es complicado que se normalice. Hay que demostrar y hay que luchar mucho para llegar. Es verdad que hay muchas entrenadoras pero tiene que haber más. En número, tenemos que crecer un poco más. En los cursos aún estamos muy por debajo del número de entrenadores. Hay que animarse a querer estar ahí y aprovechar las oportunidades.

¿Existe machismo en el deporte?

Existe, aunque sea un machismo inconsciente. La cosa va cambiando, pero es verdad que partíamos desde tan bajo que al final todo cambio parece mayor de lo que es. A mí me han acogido muy bien, tanto en el staff  técnico del Fuenlabrada como en el de otros equipos. Eso me hace pensar que hay más normalidad de la que parece.

¿Se vive diferente el baloncesto desde dentro de la cancha que desde fuera?

Sí. Se vive con mucha tensión y mucha presión en el banquillo. Cuando eres jugadora, eres tú la que decides. Tienes el balón, al menos (risas). Se está mejor jugando, pero cada etapa la disfruto mucho.

¿Qué quiere aportar como entrenadora?

Toda la experiencia que he vivido yo, el nivel de exigencia que yo he vivido en veintitantos años es el mismo que en la ACB. También aportar mi visión dentro del campo, sobre todo en los jugadores interiores, que es la posición que más domino. Y como asistente, la relación con los jugadores es totalmente diferente que cuando eres primera entrenadora. Ahora es hacer de 'poli bueno', ayudarlos a que estén bien. A nivel más personal, absorber mucho de mis compañeros del cuerpo técnico y de los jugadores.

¿Es más complicado tratar con hombres que con mujeres?

No, para nada. Ellos (los jugadores del Fuenlabrada) lo han aceptado con total normalidad y me han tratado como uno más dentro de la plantilla. Las mujeres somos más complicadas en el trato, algo que se lleva también a la pista. Pero es saber con quién estás, a quién entrenas y, cuando lo sabes, varías ciertas cosas. Pero a nivel de baloncesto enseñas lo mismo.

¿La Anna deportista es igual que la fuera de la cancha?

¡Qué va! Me he calmado bastante más que como era como jugadora, en la que la competitividad mandaba por encima de todo.

Se sacó el título de entrenadora y la carrera de Marketing y Administración cuando era jugadora. ¿De dónde sacaba el tiempo?

(Risas) La carrera la estudié en EE UU y allí facilitan todo. Cuando volví a España me saqué el carné de entrenadora. Siempre he sido inquieta y he tenido claro que el plan B no se formaba una vez retirada, sino antes. La vedad es que no sabía qué hacer con el tiempo libre, no soy muy de jugar a las consolas y esas cosas, y el cuerpo me pedía más, por eso me tiraba por el estudio.

¿Ha tenido que sacrificar muchas cosas por el baloncesto?

Sacrificar tiene un punto negativo y yo, como me lo he pasado tan bien y he hecho lo que más me gustaba, para mí no ha sido tal. De hecho, si hubiese tenido la rodilla bien, todavía seguiría jugando. Sí que haces sacrificios porque desde los 11 años dejas de ir a reuniones familiares o, cuando eres más mayor, dejas de salir de marcha. Son ese tipo de sacrificios, más a nivel social, pero yo tampoco lo llamaría así porque he tenido una carrera soñada. ¿Podía haber ganado más? Sí, pero yo me he dedicado a lo que yo he querido.

¿Qué consejo le daría a las chicas que quieren dedicarse al baloncesto?

Soy una persona que no ve dónde está la barrera. Siempre me he tirado a la piscina, a veces sin agua. Nunca he tenido miedo a los errores. A veces nosotros mismos nos ponemos barreras que después, cuando las cruzas, nos damos cuenta de que no eran tan grandes. Con eso a las mujeres nos pasa bastante, así que les diría que amen el deporte, que lo practiquen, que jueguen en el colegio, que debatan sobre ello...

Y cuando no ha habido agua, ¿qué?

Coges la pierna y sigues andando como puedes (risas). ¡No pasa nada por lanzarse! Yo tengo un hermano, que es mucho más cauto que yo, y cuando le digo "me pasa esto" o "he decidido esto" él empieza a resoplar como diciendo "joder, Anna, es que no paras" (risas).

Actualmente, ¿cuál es el papel de la mujer en el deporte?

Uno muy importante. Tenemos que seguir empujando, seguir siendo profesionales. Es muy bueno que haya mujeres preparadas para poder ser directoras deportivas, presidentas, fisios, médicos... que estén involucradas en el deporte. En España hemos demostrado que en muchas disciplinas deportivas estamos al mejor nivel mundial y esa calidad también se tiene que demostrar en puestos como gestoras o entrenadoras.

BIO Anna Montañana (Alboraya, Valencia, 24 de octubre de 1980) es una jugadora y entrenadora española de baloncesto. Fue jugadora profesional, ocupando habitualmente la posición de ala-pívot. Se retiró en 2015 en el CB Avenida de la Liga Femenina, habiendo sido internacional por España en 129 ocasiones, y habiendo jugado en la WNBA con Minnesota Lynx en 2009. Ejerce como entrenadora ayudante en Montakit Fuenlabrada.

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