En principio, Landis sólo había dado positivo por testosterona en la etapa 17, con final en la estación de Morzine, lo que provocó la apertura de una investigación por dopaje al ganador del Tour.
En su defensa, el ciclista alegó que la testosterona era de origen endógeno; es decir, que la producía su propio cuerpo. Las citadas pruebas muestran no sólo que la testosterona es exógena, sino que la había consumido en varias ocasiones.
De ser culpable finalmente, Landis sería desposeído de su título. El lugar del estadounidense, que podría ser suspendido por dos años, lo ocuparía el gallego Óscar Pereiro, segundo en los Campos Elíseos.
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