La victoria de Fernando Alonso en Corea del Sur fue la primera de su carrera con lluvia.
El asturiano, además, protagonizó la carrera perfecta: logró la vuelta rápida y el mejor tiempo en el tercer sector, el de las curvas más complicadas donde se comprueba la habilidad de los pilotos.
Pese a ser Alonso un piloto que se crece en situaciones extremas, como lo es que una pista sea un auténtico río como lo era la de Corea, el asturiano siempre había tenido mala suerte y la victoria se le resistía.
Uno de los ejemplos que más se recuerdan es el Gran Premio de Japón de 2007, con McLaren, cuando se dejó buena parte de sus opciones al título aquel día bajo un auténtico diluvio.
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