Fernando Alonso, por fin, triunfó en el Gran Premio de Mónaco, una carrera que hasta ayer le había vetado el podio, y lo hizo además a lo grande, con una victoria incontestable. El piloto asturiano, que salió desde la pole, dominó la prueba desde la primera hasta la última curva y levantó uno de los pocos trofeos que faltaban en sus vitrinas. Ahora, sólo dos podios, el de Canadá y el de los Estados Unidos, se le resisten en el Mundial de Fórmula 1. «Después de haber ganado en Barcelona, esto es lo máximo porque son dos carreras muy especiales», confesó un emocionado Alonso, que dedicó el triunfo al fallecido presidente de Michelin, Edouard Michelin.El GP de Mónaco comenzó bien para el piloto español, que supo mantener la primera posición en la salida y fue marcando el ritmo a lo largo de todo el recorrido. Por detrás, sólo presionó Kimi Raikkonen, aunque la dificultad para adelantar en este circuito no hizo peligrar el liderato de Alonso. El finlandés no tardó, además, en dejar de ser un problema al quemar el motor de su McLaren en el ecuador de la prueba. Otro varapalo para la escudería británica (donde el próximo año estará Alonso), que sigue sin tomarle el pulso a este mundial.