Una final de Roland Garros entre Rafa Nadal y el suizo Roger Federer, un Gran Premio de Fórmula 1 con Fernando Alonso en juego o una intensa resaca futbolera después de los vibrantes partidos del sábado son acontecimientos lo suficientemente atractivos como para acaparar páginas en los medios. El periodismo de los grandes titulares.
Pero muchos otros deportes o competiciones, igualmente atractivos para el espectador, tienen que conformarse con las sobras restantes de espacio y tiempo. Estos días, por ejemplo, son una buena ocasión para descubrir un deporte tan tradicional como el sumo, que ayer celebró el Gran Torneo de Honolulú (Hawái, Estados Unidos).
Otro deporte de gran tirón fuera de las fronteras ibéricas, especialmente en el continente americano, es el béisbol. El estadio de los Dodgers de Los Ángeles acogió la edición 49 del partido de las estrellas de Hollywood, una iniciativa con fines benéficos que instauró el músico Nat King Cole.
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