Alhambra Nievas: "Puedo vivir del rugby, soy un bicho raro"

  • La granadina de 33 años ha revolucionado el mundo del rugby tras ser designada mejor árbitro del mundo, relevando a la leyenda Nigel Owens.
  • "Hay desigualdad en ciertos aspectos, pero yo no diría que existe machismo en el rugby", se sincera la exjugadora.
  • "Quiero ser madre, y espero que en algún momento el deporte me dé ese espacio para poder cumplir ese sueño y ser una buena madre".
La árbitro de rugby Alhambra Nievas, en el campo.
La árbitro de rugby Alhambra Nievas, en el campo.
TEO GARCIA / TWITTER DE ALHAMBRA NIEVAS
La árbitro de rugby Alhambra Nievas, en el campo.

Alhambra Nievas vive la semana más importante de su vida tras haber revolucionado el mundo del rugby. El pasado domingo, la granadina de 33 años, ingeniera de telecomunicaciones, fue designada mejor árbitro del mundo "contra todo pronóstico", según comenta ella, superando a una superestrella del arbitraje como Nigel Owens; este martes recogió la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo y cerrará el fin de semana siendo la primera mujer asistente en un Test Match masculino.

¿Qué se siente al ser la mejor del mundo en algo?

Sigo siendo la misma persona, no te cambia en nada. Pero es una alegría inmensa, todo un honor recibir un premio así.

¿Con qué se queda, con premios fuera del campo o con haber hecho un buen arbitraje?

Es mejor estar centrada en el rendimiento del campo, porque eso es lo que luego hace que te den distinciones como esta. Mi foco es trabajar en el campo, seguir creciendo y mejorando. Lo demás viene solo, si tiene que venir.

Siendo internacional con España (jugó un VI Naciones femenino), en 2006 se pasó al arbitraje...

Sí, lo decidí después de una temporada bastante particular. Íbamos a ascender y al final no fue así y después pasaron varias cosas que me empujaban al arbitraje. Era consciente de que la oportunidad no iba a pasar dos veces, así que elegí centrarme exclusivamente en el arbitraje. Pero creo que algún día volveré a jugar.

¿No lo descarta?

Claro que no. De hecho, lo echo de menos. Tengo un pacto con las chicas de mi equipo de que algún día volveré a jugar con ellas.

La del arbitraje es habitualmente la faceta más ingrata. ¿Tuvo el apoyo de su gente?

Al principio fue difícil, hasta que alcanzas cierta madurez como árbitro. Es importante la gente que tienes alrededor, esa que está en los malos momentos, y ahí estuvieron mi familia, mi equipo, que es como mi segunda familia, muchos compañeros... Ellos lo han hecho todo mucho más fácil y este reconocimiento es también parte de ellos. Es el trabajo de mucha gente, no solo mío.

Difícil por muchas cosas. ¿También por el machismo?

Hay desigualdad en ciertos aspectos, pero yo no diría que existe machismo en el rugby. Este es uno de los deportes donde más respeto y menos diferencia hay. Somos todos una familia. Yo me siento muy respetada, y me siento así como árbitro, no como mujer árbitro.

Es también 'teleco', pero no ha ejercido. ¿Lo hará alguna vez?

Por ahora no he ejercido porque lo del rugby se ha desarrollado paralelo a mi carrera, pero no lo descarto. Intentaré seguir en el mundo del deporte, pero espero que si en algún momento tengo que tirarme hacia la telecomunicación haya oportunidades laborales.

Arbitró la final de los Juegos Olímpicos de Río. ¿Cómo es vivir un acontecimiento así?

Como cualquier deportista, creo que a unos Juegos es a lo máximo que se puede aspirar. He sido muy feliz de vivir estos Juegos tan importantes para el rugby —volvía a ser deporte olímpico después de 93 años— y encima estar hasta el último partido. Fue la guinda perfecta a mucho trabajo y mucho sacrificio.

¿Cómo se definiría dentro y fuera del campo?

Soy la misma persona. Tu personalidad la llevas al campo. Soy muy tranquila, si cometo algún error, intento recuperarme y aprender de ello siempre manteniendo la calma, ser lo más justa posible y siempre sin olvidarme nunca de disfrutar.

¿Es muy diferente a como era siendo jugadora?

¡Qué va! Como jugadora era competitiva, cabezona y persistente, y ahora también lo soy. Me exijo mucho.

¿Cuél es su objetivo en el rugby?

Quiero seguir disfrutando. Están llegando nuevos retos, como el partido Test Match entre Tonga y EE UU de este fin de sábado en Anoeta.

¿Y en la vida?

Quiero ser madre, y espero que en algún momento el deporte me dé ese espacio para poder cumplir ese sueño y ser una buena madre.

¿Le gustaría que sus hijos se dedicaran al deporte profesional?

Eso lo elegirán ellos. Igual que mi familia me ha apoyado, porque ser árbitro de rugby en este país no es ni fácil ni habitual, el día que yo tenga hijos yo haré lo mismo. Si es el deporte, en el deporte; si es en otra cosa, lo mismo.

¿Se siente una privilegiada?

Sí, tengo la suerte de que puedo vivir del rugby, pero soy un bicho raro porque no es habitual. Tenemos un marco muy difícil para desarrollarnos de forma profesional aunque luego se nos exija eso. Todos mis compañeros de División de Honor trabajan y los fines de semana arbitran. No es nada fácil. Yo hice una carrera, Telecomunicaciones, que posiblemente me reportaría una situación laboral estable, pero elegí este camino, que es el que me hace feliz. No me arrepiento.

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