El adiós de Fabio Capello, el socorro del Real Madrid

Fabio Capello, durante un entrenamiento de la selección rusa.
Fabio Capello, durante un entrenamiento de la selección rusa.
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Fabio Capello, durante un entrenamiento de la selección rusa.

Fabio Capello transmitió respeto antes incluso de sentarse en el banquillo del Real Madrid. Eso aseguraron varios directivos en el último encuentro del equipo blanco como local en la decepcionante temporada 1995/1996, frente al Mérida, que sirvió de despedida para Michael Laudrup y sobre todo, para el histórico Míchel, y que supuso la primera visita del que sería su próximo técnico al feudo merengue. "Han visto a Capello y se han puesto a correr", se escuchó en el palco del Santiago Bernabéu, después de vencer al cuadro extremeño por 4-0.

El Real Madrid vagaba por el sexto puesto de la tabla clasificatoria, lo que a la postre supuso su no clasificación para Europa, y el exentrenador del AC Milan, que tan bien había gestionado la obra iniciada años atrás por Arrigo Sacchi, fue el elegido para dirigir un ambicioso proyecto que iba a llevar a Chamartín a Pedja Mijatovic, Davor Suker, Clarence Seedorf, o Roberto Carlos, entre otros. El leve despertar que los blancos lograron de la mano de Jorge Valdano fue demasiado efímero, después de que Johan Cruyff edificase un equipo maravilloso en el Fútbol Club Barcelona.

Gigante del fútbol italiano, donde había levantado cuatro Scudetti con el Milan, además de una Champions League, llegar a uno de los grandes gigantes históricos del balompié europeo era la prueba para confirmar que su libreto tenía cabida lejos del calor de San Siro. El reto era enorme. Al Barça había llegado un Ronaldo Nazario que parecía suficiente argumento como para que el cuadro blanco no tuviera opción alguna, pero el trabajo del entrenador veneciano llevó el título liguero a las vitrinas del Bernabéu, y puso la semilla del equipo que doce meses después acabó levantando la séptima de la mano de Jupp Heynckes.

Dos "auxilios"

Fue el primero de los "auxilios" que Fabio atendió procedentes de la casa blanca. Después de aquello tuvo un paso efímero por el Milan, y se convirtió también en leyenda al frente de una Roma que, en el año 2001, volvió a ganar el Scudetto casi dos décadas después. Después de aquello ganó dos títulos de Serie A con la Juventus, posteriormente revocados como consecuencia del escándalo del Calciopoli. Fue entonces cuando el Real Madrid decidió volver a acudir a él, diez años después.

El contexto era, si cabe, más doloroso para los blancos. El Barça de Ronaldinho, guiado por Frank Rijkaard, dominaba el panorama europeo. El gran rival del equipo blanco fue campeón de Liga y Champions, y Ramón Calderón acudió al italiano para devolver al Real Madrid a la senda del triunfo. Con fichajes menos impactantes en comparación a los de su etapa anterior, pero que dejaron un enorme rendimiento, especialmente van Nistelrooy, aunque los Diarra y Emerson fueron piezas capitales en el plan de juego de Capello, además de la participación puntual pero decisiva de un imberbe Gonzalo Higuaín, el italiano volvió a hacer magia.

El Real Madrid ganó de nuevo la liga, y como ocurrió una década antes, Capello decidió abandonar la casa blanca. El paso por las selecciones de Inglaterra y Rusia estuvo lejos del éxito de su gestión de clubes, donde aún le quedó un último aliento, al reconducir el camino de un Jiangsu Suning que, a pesar de comenzar la temporada como candidato al título en la Superliga China, se metió en problemas y el italiano lo acabó resolviendo, alejándole del descenso. Fabio, después de discrepancias con la directiva, decidió abandonar el barco a comienzos de este curso, en el que, según sus propias palabras, ha sido su última experiencia en los banquillos.

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