La victoria de Topuria en UFC ha sido tan importante para las MMA españolas, que ha eclipsado algunas de las cosas que pasaron en Jacksonville, que no fueron pocas. Entre ellas estuvieron el KO de David Onama, que le fundió los plomos a Gabriel Santos y también el de Brendan Allen, que sumó una sumisión más a su ya larga lista de finalizaciones.

Brendan Allen lo estaba pasando francamente mal, recibiendo unas manos durísimas por parte de Bruno Silva, un tipo de manos y mentón duro. Lo que no sabíamos es que Allen era tan duro o más que su rival:

De hecho, acabó imponiéndose con un nuevo “mata león” (cinco de las últimas seis peleas las ha ganado por esta vía):

En cualquier caso, y más allá de su victoria, Allen nos dejó una interesantísima pista sobre el futuro de Khamzat Chimaev. Y es que, antes del combate, el estadounidense le prometió a su manager, Ali Abdelaziz, que no pediría a ningún luchador que estuviera ya comprometido para una nueva pelea. El problema es que Allen no cumplió su palabra y, cuando le entrevistaron después de su victoria, pidió a Jared Cannonier.

Un momento, ¿cómo sabemos que Cannonier está apalabrado? Pues porque en una entrevista posterior Allen volvió a meter la pata al decirle a la prensa que sentía haber roto la promesa a su manager. Teniendo en cuenta que Abdelaziz es uno de los representantes más reputados y con más información de UFC y que el propio Cannonier lanzó la idea de enfrentarse a Chimaev como requisito de volver a pelear por el cinturón del peso medio, parece que la vuelta del checheno al octógono no va a tardar mucho.