El Barça vuelve a reinar en Europa, y de qué manera lo ha conseguido: firmando una remontada espectacular ante el Wolfsburgo (3-2) en la final de Champions. Ni el jarro de agua fría que supuso encajar dos tantos en la primera mitad evitó que el conjunto blaugrana levantase la segunda Copa de Europa de su historia en Eindhoven. Dos minutos le bastaron a las culés para poner las tablas en el marcador a la salida de los vestuarios, y otros 20 para certificar la victoria con un golazo de Fridolina Rolfö.

Un popular dicho español sirve como resumen de lo que fue el partido: nada empieza como acaba. Para el equipo de Jonatan Giráldez, el duelo por convertirse en campeonas del viejo continente empezó con un susto. Ewa Pajor, haciendo gala de su distinción de máxima goleadora de la competición, clavó un latigazo en la escuadra de Sandra Paños tras un incomprensible error de Lucy Bronze, que cedió ante la presión de la polaca a los tres minutos de escuchar el pitido inicial.

El tanto pareció no afectar al Barça y el conjunto azulgrana se echó arriba, sin miedo, para buscar el empate cuanto antes. Tuvo dos ocasiones, primero un balón al punto de penalti de Graham Hansen que no encontró a nadie, y después un disparo de Paralluelo que se fue a las nubes. Esas fueron las dos primeras oportunidades de un carrusel de ocasiones que se inventó sin fortuna el cuadro culé. En cambio, llegó el segundo del cuadro germano tras un testazaro de Alexandra Popp a cinco minutos del descanso.

Todos esos balones que no entraron en los primeros 45 minutos, lo hicieron al volver al campo en el segundo tiempo. Los fantasmas de la final del año pasado —el Barça cayó en Turín ante el Olympique— sobrevolaban el Philips Stadion vista la contundencia de las alemanas, pero Patri Guijarro se encargó de hacerlos desaparecer.

La mallorquina abrió la lata culé cuando por fin salió la jugada que Graham Hansen llevaba intentando todo el partido: rompiendo a la defensa rival a base de regates para poner el esférico en el punto de penalti. Entonces sí encontró rematadora y el Barça recortó distancias. 

El tanto desató la locura azulgrana, que apenas dos minutos después presionó muy arriba para robar el esférico y anotar el segundo en una jugada prácticamente idéntica, pero con distinta asistente. Esta vez fue Aitana Bonmatí la que regateó y centró el balón al área para que Guijarro rematase de cabeza llegando al área en segunda línea. 

A partir de ahí, el Wolfsburgo solo pudo sufrir ante el empuje culé, que tuvo oportunidades de sobra para cerrar el partido. Lo hizo en la más inesperada: iniciando la jugada desde un saque de banda que había conseguido con una presión alta. El balón fue para Geyse, que en el primer balón que tocaba la puso en el área. A Mariona se le escapó el remate, pero luchó por quedarse con la posesión del cuero y lo dejó para Aitana, que vio sola a Rolfö en la izquierda. La sueca, con una sangre fría que asusta, disparó a la escuadra para asegurar el tercero.

El luminoso no volvió a moverse más mientras el Philips Stadion disfrutaba de la actuación de su equipo, y terminó de venirse abajo cuando saltó al campo Alexia Putellas, que tuvo el premio a su larga ausencia por lesión levantando la segunda Champions de la historia del Barça femenino en su historia.