
El talento de Fernando Alonso como piloto, en diversas disciplinas y al mando de coches y vehículos de todo tipo, nunca ha estado en duda. Incluso en sus peores épocas y momentos, el paddock de la Fórmula 1 le ha considerado siempre el más dotado en términos de técnica y control de los monoplazas, más allá de su incomparable manejo y gestión de las carreras, su idilio con las condiciones de lluvia, o su don para las salidas.
Por eso mismo, lo que hizo este fin de semana en Jeddah no debería sorprender a sus seguidores más fieles. Para los recién llegados, para los casuales, para quienes se han subido ahora a la ola 'alonsista', sin embargo, puede parecer una soberana locura. Y no, no hablamos únicamente de su podio número 100, el segundo con Aston Martin, ni de haber sido el único piloto capaz de incomodar, incluso en la distancia, a los imparables Red Bull.
Alrededor de la vuelta 15 del Gran Premio de Arabia Saudí, Carlos Sainz decidía entrar en boxes antes de lo previsto, después de perder posición con el compañero de Alonso, Lance Stroll. El ritmo de los Ferrari (Leclerc también había parado antes de tiempo) no era demasiado potente. Sainz llevaba el mismo compuesto de neumático en esos momentos que su compatriota, que rodaba tercero intentando no despegarse demasiado de Pérez, mientras Verstappen iba llegando por detrás.
Así, en plena carrera nocturna entre los muros del circuito de Jeddah Corniche, uno de los trazados que menos despistes permite en todo el calendario, uno de los más peligrosos del Mundial, ese donde nunca había puntuado antes, Alonso lanzó una pregunta de lo más curiosa a sus ingenieros por radio: "¿Quién es el Ferrari que acaba de parar?"
Desde luego, su equipo se compenetra con él a las mil maravillas, porque a nadie le sorprendió que Fernando, mientras pilotaba a toda velocidad entre los muros de la pista árabe, tuviese tiempo de ir mirando y siguiendo la carrera por las pantallas gigantes del circuito. A más de 250 km/h, con los Mercedes y Verstappen presionando como locos por detrás, y con Pérez intentando escaparse de él. Con los muros a escasos milímetros de su AMR23.
Como quien sale a dar un paseo con la ventanilla bajada y el brazo acariciando aerodinámicamente el aire, Fernando en Jeddah se sintió muy superior. Sobrado, intratable, inexplicablemente seguro de sí mismo, con una suficiencia abrumadora. Es lo que sucede cuando el talento encuentra un equipo que le respalde y le de la confianza que había perdido.
¿Es posible ir viendo la carrera por las pantallas mientras vas a 300 km/h por las calles de Jeddah?
— DAZN España (@DAZN_ES) March 20, 2023
Si te llamas Fernando Alonso sí y si ves el nuevo capítulo de 'Código F1' con @victorabadf1 te darás cuenta... 😳
Si es que le da todo completamente igual 🤯 pic.twitter.com/upMm0u9Hvy
Y hablando de talento, aún más interesante fue el resto de la conversación de radio con sus ingenieros. "Ha parado Sainz. Lance lo hizo también hace unas vueltas", le respondieron desde el paddock de Aston Martin. No fue un detalle baladí en el que se fijó el asturiano, que vigilaba cubrir un posible 'undercut' y conocer el ritmo de sus competidores con unos neumáticos que pronto le tocaría a él montar.
Cuando supo lo que quería, las conclusiones surgieron con facilidad en su cabeza. "Estas ruedas van bien", respondió tras conocer la información demandada para indicar a los suyos que esa no era la estrategia apropiada. Sabía que la parada tempranera de ambos Ferrari era en busca de un mejor ritmo, ese que él estaba encontrando con esas mismas ruedas. Por eso, y de manera afortunada (el SC de Stroll salió apenas unas vueltas después de las paradas de Sainz y Leclerc), demoró su parada y exprimió los compuestos al máximo sabiendo que responderían.
Más adelante, casualmente en la vuelta 33, la preocupación por otro Safety Car invadió al asturiano, y quiso anticiparse a los acontecimientos. Russell rodaba tras él intentando recortarle tiempo, a 2,2 segundos. Justo en ese momento, el de Aston Martin preguntó: "¿Cuántas posiciones perderíamos en caso de que salga el coche de seguridad?". La respuesta de su ingeniero no se hizo esperar, y sorprende por la sincronía demostrada en tan poco tiempo juntos: "Nos has leído la mente, literalmente lo acabamos de hablar. Si paras ahora, pierdes cuatro posiciones".
No cabe duda de que Alonso es un genio de automovilismo. Y son estos pequeños detalles precisamente lo que marcan esa diferencia abismal con el resto. Es absurdamente inteligente a la hora de leer las carreras, y se fusiona con el monoplaza a tal punto que es capaz de hacer rutinario lo extraordinario, como pilotar en Jeddah. Tanto, que le sobra tiempo para ir viendo la carrera mientras él mismo la corre, o para anticiparse a cualquier eventualidad mientras somete vuelta tras vuelta a sus perseguidores. Sencillamente brutal.
Comentarios