Un año más, la misma historia de siempre en Champions para el París Saint-Germain, que empieza a parecer cada vez más un club fallido. Neymar fue quien se cayó por lesión esta vez, pero estaban Kylian Mbappé y Lionel Messi, recién nombrado The Best por la FIFA, sobre el césped. No bastó para doblegar a la bestia negra del argentino en Europa, representada como nadie por la figura de Thomas Müller, que hizo de su estadio un fortín y no cedió espacio para la esperanza parisina (2-0). 

Llegaban los parisinos con todas sus opciones intactas a la vuelta de octavos de Champions contra el Bayern de Múnich al Allianz Arena, después de haber caído en el Parc des Princes por la mínima (0-1) con un gol de su ex canterano, Kingsley Coman. Sin embargo, acabaron cayendo como siempre cuando menos se esperaba, y suman ya cinco eliminaciones en octavos en los últimos siete años.

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En la primera parte, ambos equipos disfrutaron de alternativas y ocasiones, pero ninguno pudo concretar, ni hacerse del todo con el control. Tuvo más la bola el Bayern, pero el PSG salía bien a la contra. Así llegó la mejor del primer periodo, con un Messi incapaz de definir hasta en tres ocasiones dentro del área bávara ante el muro suizo, Sommer, que cuajó un gran partido. Las malas noticias se siguieron sucediendo para los franceses, que primero perdieron a Marquinhos por lesión, y después vieron como De Ligt salvaba bajo palos, a puerta vacía, un remate demasiado flojo de Vitinha.

Con el 0-0, las esperanzas parisinas estaban intactas, y los pupilos de Galtier salieron a sorprender a los de Nagelsmann en el segundo periodo. Sin embargo, la sorpresa se la llevaron ellos, y podría haber sido por partida doble. El primer ataque peligroso de los alemanes acabó en gol de Choupo-Moting, que remató de cabeza pero no pudo evitar que Müller, en fuera de juego, tocase lo justo el balón como para que el VAR anulase el gol.

Continuó el asedio del PSG a la portería de Sommer, pero con más prisa que fútbol. La desesperación se apoderó del equipo galo, con un Messi desaparecido en combate y un Mbappé desacertado al espacio. Aun así, seguían por debajo por un solo gol, y no perdían la fe… Hasta que volvió a aparecer Choupo-Moting. Entre Goreztka y Müller recuperaron un balón que Verratti pretendía jugar de espaldas en la frontal de su propia área, y su error lo capitalizó el delantero alemán para batir a Donnarumma a placer tras el pase de la muerte.

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El guion no cambió hasta el final. El PSG se volcó por completo en el área de los muniqueses, pero con precipitación y una intensidad mal aprovechada. De hecho, salían muy bien al contragolpe los locales, que pudieron sentenciar por mediación de Sané primero, y acabaron haciéndolo con un gol de Gnabry. Antes, Sommer había sacado con un paradón la mejor de los franceses, un gran cabezazo de Ramos que tuvo otra con la testa para empatar que se le fue por milímetros. Además, Mané hizo otro ya pasado el 90, pero también lo anularon por fuera de juego.

Así, ni Mbappé podrá ganar su primera Champions, ni Messi podrá reconquistar un trofeo que se le resiste desde 2015, ni Al-Khelaifi podrá satisfacer los deseos de Qatar, después de millones y millones de euros invertidos, porque el Bayern, un grande de Europa, demostró que la grandeza no se compra.