Luka Modric, en busca de la despedida perfecta para el 'genio tranquilo'

Luka Modric en su debut en el Mundial de Qatar ante Marruecos.
Luka Modric en su debut en el Mundial de Qatar ante Marruecos.
EFE / EPA / ABIR SULTAN
Luka Modric en su debut en el Mundial de Qatar ante Marruecos.

Mucho se está hablando del último Mundial de estrellas legendarias del fútbol como Cristiano Ronaldo, ya eliminado, o Lionel Messi, a dos pasos de ponerle la guinda a su carrera con un triunfo en la única competición que le queda por ganar. Su explosiva rivalidad durante los últimos 15 años amerita que se hable en profundidad sobre su despedida de los terrenos de juego mundialistas, pero opaca el protagonismo de otras estrellas como Luka Modric.

Para el capitán de Croacia, el de Qatar también será el último Mundial. El hombre que desafió al mundo en 2018 desde la humildad que otorga representar a un país de apenas 4 millones de habitantes, y que hizo soñar a su nación para enamorar al mundo entero, dirá adiós al torneo que cimentó su legado como uno de los mejores centrocampistas de todos los tiempos. Y lo hará de la misma forma que hace cuatro años en Rusia, luchando hasta el último aliento por llevar a Croacia a otra final.

Delante tendrá a la omnipotente Argentina del 'D10S' Messi. El futbolista que irrumpió en el palmarés del Balón de Oro para interrumpir una década de dominio CR7/Messi, y para hacerle justicia a compañeros centrocampistas como Xavi, Iniesta o Sneijder, ante otra oportunidad única de demostrar que aquel Balón de Oro fue más que merecido, y que su sitio está entre los más grandes de la historia del balompié. Sin buscar titulares, sin acaparar portadas, huyendo del protagonismo.

Modric fue un niño de la guerra. Creció en la miseria que produce un conflicto bélico, y aprendió a jugar al fútbol desde el respeto y el sufrimiento. Líder silencioso, como demostró con Livakovic, y alejado de los focos que acaparan otros, pero siempre con una lección de fútbol preparada en las botas, por si acaso. La de este martes podría ser la última clase mundial que ofrezca, pero seguirá peleando por alargar el sueño unos días más, y por reivindicar su hueco al lado de los más grandes. Estrella, capitán, compañero, amigo, incluso 'padre' para los más jóvenes.

Siempre entregado, siempre sin pensar en sí mismo. Todo por el Real Madrid, donde el tamaño de su leyenda no impide que firme año a año sus renovaciones sin replicar y aceptando bajadas salariales. Todo por Croacia, donde la magnitud de su fútbol y lo extraordinario de su sacrificio le ha elevado por encima de ídolos como Boban o Suker. Una nación, la croata, por la que muere sobre el césped todavía a sus 37 años, y a la que intentará regalar un último soplo lúcido de magia para obrar otro milagro. Será hoy, será el domingo. Se despide el genio tranquilo.

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