Cristiano Ronaldo está protagonizando uno de los mundiales más atípicos que se le recuerdan a una estrella de su calibre, donde lo extradeportivo está opacando por completo su desempeño sobre el césped, discreto hasta el momento en Qatar. Llegó a la concentración portuguesa hace unas semanas envuelto en otra polémica con su último club, el Manchester United, que decidió rescindir su contrato en plena Copa del Mundo. La relación con sus compañeros de vestuario en Portugal, además, no parecía tampoco óptima.
Ya empezado el Mundial, todo parecía haberse tranquilizado, hasta que Fernando Santos le sustituyó frente a Corea del Sur. "Tienes una prisa de cojones por quitarme, no me jodas" le espetó supuestamente a su seleccionador el crack luso mientras se dirigía al banquillo, visiblemente enfadado. Aunque tanto Santos como CR7 solucionaron la polémica y desmintieron lo sucedido (la culpa fue de un futbolista surcoreano), lo cierto es que había algo cociéndose en las entrañas de la concentración portuguesa, y que al seleccionador no le había gustado la actitud de su capitán.
La ruptura en el vestuario portugués se confirmó cuando Cristiano apareció como suplente en los octavos de final frente a Suiza, un castigo evidente por su comportamiento previo, y quedó ratificada ayer, cuando Ronaldo decidió no entrenar sobre el césped junto a los suplentes para ejercitarse con los titulares en el gimnasio, a pesar de no tener problemas físicos. Desde la propia federación portuguesa señalaron que Cristiano "se encuentra en buen estado", lo que alimenta más todavía la sospecha sobre la rebeldía del cinco veces Balón de Oro.
La situación no parece tener solución, y de hecho podría agravarse después de las revelaciones del diario portugués Récord. Según el medio luso, el delantero amenazó a Fernando Santos en la previa del partido ante Suiza con irse de la concentración, muy descontento con el rol que está teniendo en el Mundial. Una información, eso sí, que la propia federación portuguesa se ha encargado de desmentir rápidamente.
Sin embargo, el propio Cristiano recapacitó inmediatamente y ajustó de nuevo su postura, consciente de la importancia de este Mundial para él (será el último) y para Portugal, ya que su marcha traería consecuencias inimaginables en el seno de la selección portuguesa. La felicidad tras el 6-1 a Suiza es patente en las filas portuguesas, y Ronaldo no ha querido seguir desestabilizando el vestuario.
Además de todos estos escándalos y conflictos, CR7 también ha tenido que lidiar esta semana con los comentarios de su ex entrenador, Erik Ten Hag, sobre su salida del Manchester United, y con los rumores sobre su posible traspaso al Al-Nassr de Arabia Saudí, que el mismo futbolista ya se ha encargado también de desmentir.
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