Japón se clasificó en su pase a octavos de una forma sorpresiva al ganar a España por 1-2 . El juego de la selección española no dejó indiferente a nadie. Tras el gol marcado por Morata, los internacionales de la Roja sufrieron un cambio en su perspectiva que les hizo estrellarse contra el muro nipón. España tuvo siete pecados capitales que hicieron que peligrara el pase a octavos.

A pesar de tener un 80% la posesión del balón, los pases se sucedían constantemente. Rodaban rápidos en forma de tiki-taka, pero sin tener una visión clara de juego para intentar atacar de una forma efectiva al conjunto japonés.

La gestión de la defensa no fue fácil. En la segunda parte, el rocambolesco resultado en el marcador por 1-2, hizo perder los nervios a la selección española, incapaz de enderezar el resultado.

Luis Enrique realizó varios cambios en sus jugadores. Llegó a ejecutar cinco seguidos, tres en defensa, en un intento de frenar el embiste nipón.

Sergio Busquets perdió alguna que otra opción de devolver el juego a España, pero incluso dentro del área, falló en el control del esférico sorprendentemente e hizo que su equipo disminuyera la concentración de enfoque en el ataque.

Volvía el tiki-taka y Pau Torres permitió que la salida de Doan fuera tan efectiva que marcara el segundo tanto para descontento de Luis Enrique, quien no quiso saber nada de lo que acontecía en el partido paralelo entre Costa Rica y Alemania.

Hubo cinco minutos que España, a pesar de su triunfo contra Costa Rica y su empate contra Alemania, estaba matemáticamente eliminada. Los de Flick remontaron hasta llegar al 2-4 y rescataron a la Roja en su clasificación a octavos.