Azara García y Luis Alberto Hernando, dos leyendas con mucha guerra aún que dar

La atleta Azara García.
La atleta Azara García.
Ricard Ametller Saula
La atleta Azara García.

Apenas quedan unas pocas horas para el comienzo del Ultra Trail del Mont Blanc, la vueltecita de 170 kilómetros por el paraíso alpino, y Azara García no para quieta: entrevistas, el bombazo de su fichaje por Hoka -solo zapatillas- y nervios/ilusión para vender a granel. Para colmo, UTMB acaba de decidir que los corredores élite en la prueba serán los 10 primeros hombres y las 5 primeras mujeres(lo que conlleva sus privilegios en carrera), y la atleta cántabra, la mejor atleta de larga distancia de España y valiente hasta decir basta, que no lo dice, pone el grito en el cielo. Unas horas después, recibe un mail de la organización, que ha rectificado: diez y diez. Cerca de ella siempre está Álvaro, su marido, su paz. "La conozco mejor que ella misma", confiesa después.

En otro punto del valle, Luis Alberto Hernando, que  cuenta con los dedos de las dos manos sus campeonatos del mundo de trail running, lo que viene a ser una leyenda viva de esto, insiste: "No  me pongas como favorito porque no lo soy. Por temas laborales -es guardia civil de rescate- y luego por una lesión no pude entrenar como quise, estuve parado dos meses, y apenas he hecho seis o siete semanas como Dios manda. Han sido seis semanas muy buenas pero casi más de pretemporada que de precompetición. Mi idea es salir a terminar, nada más. Los milagros a Lourdes". 

Luis saldrá a ver qué pasa, conteniéndose hasta Courmayeur, mitad de carrera, y luego... a ver cómo va él y sus rivales. Quedarán 80 kilómetros aún por delante y la gente comenzará a reventar. Es casi una certeza matemática.

Tan cierto como que Azara se estrenará en una carrera de 100 millas en Chamonix como aspirante a la victoria. "Una prueba como esta es una locura porque no sabes lo que puedes pasar y te vienen momentos de todo tipo, pero a principios de año me dije que para mi sería ya un premio estar aquí, y así me lo tomo. Pero bueno, claro, luego saldré a competir".  Rebobinando unos meses, quién le iba a decir a ella que llegaría aquí y encima con el cartel de favorita: aquella lesión, tantos días frustrantes e inaguantable (lo dice Álvaro) y pruebas médicas hasta el paso por el quirófano... "Claro que llegué a pensar que no volvería a correr. Imagínate lo que supone eso para mi. Es mi vida. Fueron momentos muy duros". 

Quizás por ello, por superar a base de tesón y coraje tamaña adversidad, Azara llega con un seguro de vida a la carrera: "Ella puede ganar perfectamente porque tiene una fuerza mental enorme, ahí está una de las grandes claves. Ir por el kilómetro 120 y seguir corriendo", apunta su marido Álvaro, que tiene un objetivo mucho más simple: "Yo solo quiero que termine y llegue a meta, y sé que en ese momento me voy a emocionar, porque ella ha pasado momentos muy difíciles y sé lo que ha luchado para superarlos".

Luis Alberto Hernando, en plena ascensión
Luis Alberto Hernando, en plena ascensión
Ian Corless

No han faltado problemas en la temporada de Luis Alberto, con esa rotura de gemelo de 7 centímetros en mayo que, de momento, le respeta, y al menos consigue que hayan desaparecido otros problemas como los dichosos tobillos: "El ritmo de UTMB es más tranquilo así que espero que no me dé la lata el gemelo".

Y en caso de que le moleste, o el tobillo se queje, no podrá ponerle remedio: UTMB prohíbe el uso de ibrupofeno a los atletas élite, una sustancia permitida por la Agencia Mundial Antidopaje pero vetada por el programa antidopaje Quartz de la carrera francesa, que el año pasado informó de tres 'positivos' de atletas que no fueron publicados ni sancionados. "No tiene ni pies ni cabeza", protesta Luis Alberto Hernando, que podría escribir un libro sobre sus visicitudes, por llamarlo de alguna manera, con este programa de deporte limpio. Por el momento, pese a la razón que pueda llevar, predica en el desierto. Este año, eso sí, estampó por primera vez su firma en las muestras de sus análisis, a escasas cuatro horas de la carrera.

Comparten Luis y Azara este principio básico de conducta: no callar ante lo que consideran injusto. En el caso de ella, hablar o dar la cara por un colectivo -que le apoyaba por vía privada-, le ha cerrado muchas puertas, pero su ruta no cambia: "Yo es que soy así. Sé que muchas marcas me han vetado porque soy molesta, pero creo que tenemos que defender nuestros derechos, reclamar igualdad entre el deporte masculino y femenino. Si dejara de elevar la voz, dejaría de ser yo y estos son los valores que tenemos en casa".

Sobrados de motivación, una y otro parten este viernes a las 18.00 horas de la plaza de Chamonix. Por delante quedan 170 kilómetros que recorrerán, posiblemente, en menos de 24 horas de altibajos constantes, pasando de la felicidad y el optimismo más radiante al enfado o depresión más profunda. La misma vida en apenas un día. Eso es UTMB. 

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