OPINIÓN

Las heroínas y los héroes del Rayo Vallecano... 'Spoiler': han sido los de siempre

  • Los aficionados haciendo colas y las trabajadoras haciendo abonos han hecho épica digna de Hollywood.
Aficionados del Rayo Vallecano haciendo cola para sacar sus abonos.
Aficionados del Rayo Vallecano haciendo cola para sacar sus abonos.
EFE
Aficionados del Rayo Vallecano haciendo cola para sacar sus abonos.

El vigésimo verso del Cantar de Mio Cid dice: "¡Dios, qué buen vasallo! ¡Ojalá tuviese buen señor!". El Cid del Rayo Vallecano sabía poco. Él con lo de estar todo el día con un hierro afilado en la mano dando tajos, que no le ganaba ni un charcutero haciendo horas extra, estaba ya feliz. 

Pero ese verso es perfecto para definir lo que es el Rayo Vallecano y sobre todo, para la épica de quienes han querido sacarse un abono de temporada. 

En Hollywood hacen películas de volcanes, invasiones extraterrestres, guerras y fines del mundo solo porque no tienen presupuesto para lo legendario que es optar a ser socio del Rayo. 

Yo de fútbol entiendo lo mismo que Omar Montes de normas de tráfico, pero de buena gente sí que entiendo. No pregunten por qué, pero recayó en mí la tarea de sacar unos abonos. Lo que pasó a continuación te sorprenderá. 

Básicamente, colas de entre ocho y diez horas para comprar esos abonos. Gente que tenía que volver dos días seguidos. Luz, fuego, destrucción... ¿Por qué? Porque alguien que manda en el Rayo Vallecano es un amante de las tradiciones y los abonos no se pueden comprar on-line, sólo de manera presencial. Toma arcaicismo. Tienen césped y les parece súper moderno, porque si por ellos fuera se jugaría entre trigo y cebada. 

El caso es que los aficionados se han portado como jabatos. Jabatos con mucho tiempo. Y como fieras, fieras con tanta paciencia que si la paciencia se vendiera podrían poner unos grandes almacenes. 

Pero no sólo los aficionados... ¿cuánta gente había en las taquillas para hacer centenares (quizá miles) de abonos nuevos? Tres personas. 

Esperad, que lo mismo pensáis que eran treinta y me he equivocado al ponerlo. Tres personas. 

Dos hombres y una simpática muchacha cuando me tocó a mí. Tres personas que han hecho más (muchas más) de diez horas de curro continuado, sábado, domingo, lunes... y lo que les queda atendiendo a gente que había hecho las mismas horas de cola. 

¿Eso no es de Premio Princesa de Asturias de los Ovarios Bien Puestos? Me atendió la chica. Delgada, ojos claros, pelo recogido, dedos rápidos y a las nueve de la noche, aún con sonrisa y amabilidad, haciéndose cargo de los que han estado esperando. 

Una de esas personas (junto a sus compañeros de taquillas y renovaciones, del personal de seguridad, de prensa, de informática y demás) que ha sacado las castañas del fuego a su club. O lo ha intentado. Heroínas y héroes del Rayo. La afición, los currelas... y hasta los jugadores que se han quejado de que les hagan eso a su gente. Los vasallos, que no lo son, sino grandes caballeros y guerreras, chapó. Los señores... cero unidades de buena gestión. 

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