Barcelona '92 fue testigo del Dream Team, el mejor equipo de la historia del deporte

El Dream Team de EEUU
El Dream Team de EEUU
Carlos Gámez
El Dream Team de EEUU

Nunca, jamás, un único equipo de cualquier deporte había reunido tanto talento y carisma como el Dream Team, el equipo estadounidense de baloncesto que ganó el oro en los Juegos Olímpicos de 1992, de los que hace ahora 30 años. Y muy probablemente, nunca volverá a suceder. Ese conjunto de jugadores lo tenía absolutamente todo y logró eclipsar al resto de grandes estrellas como Carl Lewis o Vitaly Scherbo, o historias tan inspiradoras como la de Hassiba Boulmerka.

En aquel equipo estaban todos los mejores jugadores del mundo. Encabezado por Michael Jordan, líder de aquel equipo ya por delante de un Magic Johnson con el que tuvo algún pique en los entrenamientos, también estaban Larry Bird, Charles Barkley, Scottie Pippen, Karl Malone, Patrick Ewing, David Robinson, Clyde Drexler, Chris Mullin, John Stockton y un universitario, Christian Laettner.

Un plantel impresionante, insuperable… pero cuya elección llevaba detrás una polémica. ¿Por qué no estaba Isiah Thomas? Uno de los mejores bases de la década, y probablemente aún el mejor por detrás de Magic, su mala relación con Jordan fue clave para que no fuera convocado. El ‘23’ siempre negó el veto al de los Pistons, pero Michael no tomó su decisión hasta casi el final, y estaba condicionada a que su gran enemigo, con quien tenía una tensa relación, no acudiera a Barcelona.

El tema del racismo también fue señalado como posible motivo. Isiah ya dijo en su momento que Larry Bird era bueno, pero que era ensalzado por ser blanco, y la decisión de que el jugador universitario elegido fuera Laettner (blanco, héroe de UCLA y odiado por gran parte del país hasta el punto de que se le hizo un documental titulado ‘I Hate Christian Laettner’) en vez del indiscutible mejor jugador, Shaquille O’Neal, tuvo otro trasfondo. En un equipo de jugadores en su gran mayoría de raza negra, muchos pensaron que la elección de Stockton sobre Thomas y Laettner sobre O’Neal, el tema racial tenía también que ver.

Hasta 1992, el Team USA siempre había estado compuesto por universitarios, algo que solía valer para lograr el oro. En 1984 se logró con relativa facilidad con un equipo que tenía en sus filas a Michael Jordan y Patrick Ewing y para el que no fue convocado Charles Barkley. Pero en 1988, la URSS de Arvydas Sabonis eliminó al equipo norteamericano, una afrenta que no se podía consentir: en los siguientes Juegos, irían los profesionales al cambiar la normativa en 1989.

Barcelona vibró con la llegada de los Jordan y compañía. El jugador de los Bulls llegó a tener un póster a tamaño gigante en uno de los edificios de la ciudad (cortesía de Nike), y se alejaron en un céntrico hotel de la ciudad, no en la villa olímpica. La capital catalana colapsó con los extraterrestres de la NBA.

Pese a la brillantez del oro de Estados Unidos, no fue un camino sencillo... antes del torneo olímpico. En un entrenamiento a puerta cerrada antes del torneo, el equipo dirigido por Chuck Daly cayó -sin Jordan- en un partidillo ante un equipo compuesto por universitarios (que luego serían estrellas de la NBA, como Chris Webber o Grant Hill). Daly lo consideró una lección y no les dio la revancha hasta días después, para que rumiaran la derrota.

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Fue un momento clave, un punto de inflexión. El otro, fue otro partidillo, el que definió los roles. Era el equipo de Jordan contra el de Magic. Probablemente, el mejor partido que se ha jugado jamás, con las cámaras apenas grabando algunas jugadas. Michael demostró que ya era el líder de ese equipo: “Ya no estamos en los 80”.

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Conviene recordar la lucha de egos que suponía juntar en un vestuario a superestrellas que apenas se conocían entre sí -eran otros tiempos- y que eran los gallos de sus respectivos corrales. "Jordan es muy bueno, pero... ¿es mejor que yo? Yo hacía todo lo que él, menos lanzar más tiros", llegó a decir Clyde Drexler en una entrevista grabada y reproducida en el documental ‘Dream Team’.

Como se esperaba, el torneo fue un paseo para Estados Unidos. En el estreno ante Angola, al descanso Estados Unidos iba ganando por ¡41 puntos! para acabar 116-48. Sin embargo, tras el choque se habló más de un codazo de Barkley a un rival, el liviano Herlander Coimbra, que de la paliza. Fue una de las habituales cruzadas de claves de Sir Charles, que bien es cierto que después del partido fue a disculparse con el angoleño.

Ante Croacia, la diferencia no fue tan importante (103-70), aunque el partido será recordado por cómo Jordan y Pippen fueron a por Toni Kukoc por la gran oferta que Jerry Krause, general manager de los Bulls, le había hecho al balcánico mientras no llegaba a un acuerdo de renovación con Pippen.

El resto de partidos fueron una exhibición tras otra: 111-68 ante Alemania, 127-83 ante Brasil y, para cerrar la primera fase, 122-81 ante España. Un buen baremo para observar cómo se redujeron las diferencias de ese partido a las finales olímpicas de 2008 y 2012.

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En cuartos arrasaron a Puerto Rico (115-77), en semifinales a Lituania (127-76) y en la final Croacia llegó a plantar cara en el primer cuarto, en el que fue por delante hasta el final. Era cuestión de tiempo, EEUU acabó arrasando (117-85) para llevarse el oro más inolvidable de la historia.

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