La renovación de Luka Modric y, sobre todo, la más que probable llegada de Aurelién Tchouaméni tienen un claro damnificado: Dani Ceballos. La superpoblación del centro del campo del Real Madrid deja sin sitio al utrerano, con el Real Betis muy pendiente de su situación y esperando acontecimientos.

El conjunto madridista va a formar uno de los mediocampos más poderoso del mundo. Al trío que ha dominado el fútbol continental en los últimos años formado por Casemiro, Kroos y Modric –han ganado nada menos que cinco Champions en ocho años–, se incorporó progresivamente Fede Valverde, considerado ya un titular, en palabras del propio Carlo Ancelotti. Y el año pasado llegó Eduardo Camavinga, que a sus 19 años ha ofrecido un rendimiento casi inmediato, siendo decisivo tanto para dar un respiro a los titulares como entrando desde el banquillo.

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A ellos se uniría Tchouaméni, un jugador por el que el Rea lMadrid está dispuesto a pagar 80 millones de euros más 20 en variables. Y esa cantidad no se gasta en un futbolista que vaya a tener un papel testimonial, llega para discutirle el puesto a Casemiro.

Así, Ceballos se ha quedado sin hueco. Su buena labor en los pocos minutos que ha tenido en esta campaña recién finalizada le valió los elogios de Ancelotti, que reconoció que jugaba menos de lo que merecía. Y la competencia será aún más feroz el año que viene en su posición.

Al sevillano le queda un año de contrato y su salida del Real Madrid, visto el escenario que le espera, es más que probable. El jugador quiere seguir de blanco, pero de no ser así, la puerta de un regreso al Betis está abierta.

El coste del fichaje –y de la ficha del jugador utrerano– es el gran obstáculo para el equipo verdiblanco, que antes necesita hacer caja. Una salida de William Carvalho, por el que hay varios equipos interesados, podría ser la solución al problema económico bético y propiciar el regreso cinco años después de Dani Ceballos, el hijo pródigo, un jugador con un talento especial.