Rafa Nadal buscará su decimocuarto título de Roland Garros el próximo domingo en la final en la arcilla de París tras ganarse el billete por la retirada por lesión de Alexander Zverev.
El alemán se torció el tobillo de muy mala forma cuando se iba a disputar el tie break del segundo set. Nadal se había hecho con la primera manga también en la muerte súbita.
Hasta el momento de la lesión, estaba siendo un partido épico, para recordar, con un Zverev que en ningún momento se amedrentó ante los arreones del español, que firmó una remontada en el primer set que habría deprimido a cualquiera.
El partido comenzó con el alemán, número 3 del mundo, mandando con un break como carta de presentación. Le rompió el servicio a Nadal y ganó después su saque, para abrir una brecha de 2-0 arriba que no tardó el 21 veces campeón de Grand Slam en igualar.
Ambos fueron desplegando un muestrario de golpes para enmarcar que elevaron el nivel de un primer set que tuvo que irse a la hora y media para resolverse.
Fue en un tie break en el que Nadal salvó cuatro bolas de set para acabar anotándose el primero del duelo entre el rey de París y uno de los más dignos aspirantes.
La segunda manga cambiaron los papeles del inicio del partido y fue Nadal el que arrancó con break, pero la alegría le duró poco. El golpe anímico de perder el primer set y de arrancar con rotura el segundo no pudo con un Zverev que puso la directa y, pese a estar demasiado fallón en el juego en red, avanzó con paso firme hasta ponerse 5-3.
Lo que parecía, sin embargo, en bandeja para el número 3 del mundo, se fue diluyendo a medida que el 13 veces campeón de Roland Garros daba caña a su acelerador. Con el set igualado y con el punto que confirmaba que, de nuevo, nos íbamos al tie break, el tobillo de Zverev cedió y el gritó de dolor del alemán terminó con el partido.
Una absoluta lástima porque tenía, hasta ese momento -ojo, superadas las tres horas de partido y aún sin culminar el segundo set- todos los mimbres para ser uno de los mejores duelos de la historia reciente del Grand Slam parisino.
Pese a lo triste de este final, no se puede pasar por alto que el mejor tenista en tierra batida de la historia estará el domingo en la Philippe Chatrier para volver a hacer lo imposible: conquistar su decimocuarta Copa de los Mosqueteros.
Casper Ruud, su próximo rival
El joven jugador noruego se ha colado por primera vez en una final de Roland Garros tras derrotar al veterano Marin Cilic en la segunda semifinal.
Ruud tuvo que darle la vuelta al partido tras perder el primer set y demostró su capacidad de reacción. Se impuso por un tanteo de 3-6, 6-4, 6-2 y 6-2.
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