Lucas Eguibar no pudo emular el hito de la plata de Queralt Castellet en el 'halfpipe'. El rider vasco, que arrastraba unos serios problemas de espalda que incluso le hicieron pensar en la retirada del deporte, finalizó en 7º puesto su participación en los Juegos Olímpicos de invierno de Pekín. El vigente campeón del mundo no pudo pasar a la final por las medallas, tras entrar 4º en su semifinal y verse en la agridulce final de consolación, donde además se cayó.

El donostiarra ya llegó a la penúltima bajada con algo de fortuna. Tras pasar los octavos de final con relativa solvencia, e incluso dejándose ir, en los cuartos tuvo mucha suerte. Después de una mala salida en la que perdió mucho tiempo, la caída de Dierdorff y Noerl le permitió pasar de ronda junto a Haemmerle, a la postre el campeón olímpico.

La suerte se agotó en esa ronda, porque en semifinales ya no pudo continuar en la lucha. Pese a que su tiempo de reacción en la salida fue más que óptimo, en los primeros peraltes perdió unos metros clave con sus rivales. Obligado a remontar en un trazado 'antigoofy', totalmente contrario para sus condiciones, acabó bajando los brazos, y entre desesperado y resignado, entró último.

Obligado ya en la final de consolación, se fue al suelo cuando intentaba esquivar al italiano Leoni, que había perdido el control justo delante de él. Al final entró 3º en esta carrera, lo que le permite acabar en 7ª posición con un nuevo diploma olímpico, la misma que firmó hace ocho años en Sochi pero mejor que en Pyeongchang, cuando otra caída le costó ser 33º.

El podio olímpico lo formaron el austriaco Alessandro Haemmerle, el canadiense Elliot Grondin y el italiano Omar Visintin, tras culminar una carrera final que se decidió literalmente sobre la línea de meta. Prueba de ello es la 'foto finish' en la que Hammerle se impuso por apenas unos centímetros a Grondin para llevarse el oro olímpico.