El Barça, aplastado en Múnich y eliminado de la Champions en la fase de grupos

Dembélé, durante el Bayern - Barcelona de Champions
Dembélé, durante el Bayern - Barcelona de Champions.
EFE
Dembélé, durante el Bayern - Barcelona de Champions
Dembélé, durante el Bayern - Barcelona de Champions.
ATLAS / EFE

El Barça cayó eliminado de la Champions League en la fase de grupos, algo que no sucedía desde hacía 20 años y que refleja a la perfección el estado actual del equipo y del club blaugrana. En Múnich, nunca hubo opciones reales en un partido que dejó claro, de nuevo, la diferencia de nivel entre el Bayern y el actual FC Barcelona (3-0). Ganar en el Allianz no era una gesta, era un milagro para el que no parece estar ahora mismo capacitado el equipo de Xavi, que de momento no ha podido revertir la tendencia negativa del equipo azulgrana.

Las primeras sensaciones no fueron malas, en un partido más equilibrado de lo que se presuponía. Un remate de Jordi Alba y varias llegadas de un incisivo Dembélé hacían pensar que era posible ganar al poderoso Bayern. Además, no parecía haber otra opción para lograr el billete para octavos, las noticias que llegaban desde Lisboa eran malas, el Benfica pronto se puso dos goles arriba en el marcador.

Las llegadas del Bayern, sin embargo, cada vez eran más frecuentes, con Davies haciendo mucho daño desde la izquierda, y las ocasiones cada vez más claras. Lewandowski no acertó a rematar un pase de Muller que parecía medio gol y un cabezazo de Musiala se fue alto por poco.

Parecía estar jugando a medio gas un Bayern que no reservó a ningún titular, hasta que llegó la genialidad del de siempre. Lewandowski jugó con Piqué en el área, su centro lo remató de cabeza Muller y Araujo, bajo palos, sacó el balón, pero éste ya había rebasado la línea de gol.

El Barça estaba tocado y necesitado de dos goles, pero antes del descanso recibió otro golpe. Un zapatazo lejano de Sané puso el segundo ante un Ter Stegen que pareció que podía haber hecho algo más.

El paso por vestuarios no cambió el panorama, y lo raro fue que el tercero no cayera antes. Una increíble combinación por la izquierda acabó en Sané solo en el área pequeña, pero el genial extremo no acertó a rematar cuando lo tenía todo a su favor.

El Barça atacaba ya por inercia, su fe en la remontada era nula ante un rival superior en todos los aspectos del juego y que en cada llegada creaba el terror en la débil zaga azulgrana. El tercero no tardaría en llegar en una jugada por su banda de Davies, que regaló el balón a Musiala, que no tuvo más que empujar el balón.

No cayeron más goles, porque el Bayern levantó el pie del acelerador y porque Sané falló un mano a mano solo ante Ter Stegen. Daba lo mismo ya, al Barcelona le toca resignarse con su nueva realidad: la segunda competición continental, la Europa League, es su siguiente destino.

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