A Koeman se le acaban las oportunidades: el Clásico ahonda en la situación del entrenador culé

Koeman, durante el Clásico.
Koeman, durante el Clásico.
EFE
Koeman, durante el Clásico.
Koeman, durante el Clásico.
EFE / ATLAS

El futuro de Ronald Koeman en el banquillo del Barça pende de un hilo.. De hecho, es probable que no siguiera al frente del equipo desde hace semanas de no ser por la crítica situación económica que atraviesa el FC Barcelona. Sin embargo, la derrota ante el Clásico puede acabar siendo la puntilla que fuerce esta situación, pese a la crisis financiera.

El Barça está en un profundo periodo de transición y de relevo generacional, agravado tras la marcha de Messi que puso el contador a cero para volver a empezar. Con jugadores de la talla de Ansu Fati, Pedri o Gavi, llamados a ser las grandes estrellas del nuevo Barça, los resultados, de momento, no están siendo siempre los esperados y algunos miran con mucho recelo a Koeman, entrenador heredado de Bartomeu al que Laporta no le tiene demasiada fe.

Con él al frente, el Barça ha logrado sólo tres puntos de 9 en la fase de grupos de la Champions y se encuentra, con 15 puntos, noveno, fuera de los puestos europeos y a seis puntos del líder, la Real Sociedad, aunque con un partido menos.

Un estatus que mantiene en situación de tensión al club y que ya ha comenzado a hacer perder la paciencia a la afición, hasta el punto de que un numeroso grupo de culés increpó a Koeman a la salida del Clásico en unas lamentables y agresivas imágenes.

Con el neerlandés al mando del equipo, el Barça acumula dos derrotas de tres en Champions y tres empates y dos derrotas en 9 partidos de Liga, amén de una imagen en el terreno de juego que, si bien ha mejorado con respecto al inicio del curso, no es suficiente para afrontar los restos en los que debe estar sí o sí un equipo como el Barça.

Ante el Madrid, las carencias de Mingueza, el poco peso de Ansu Fati, la insuficiencia de Piqué, prácticamente solo dados los errores de Eric García, y una falta total de ideas en ataque condenó a un equipo que pide a gritos un golpe en la mesa.

Quizá la caída ante el eterno rival haya sido la gota que colma el vaso y Laporta se ponga a buscar monedas hasta debajo de los cojines del sofá con tal de poder revertir la situación que no tiene muy buena pinta para el equipo. 

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