El lanzador de peso Ryan Crouser volvió a conquistar el oro en unos Juegos Olímpicos, revalidando el título obtenido en Río 2016. Crouser batió su propio récord olímpico tres veces durante esta final, para acabar dejando la marca en 23,37 metros y lo celebró de manera especial.
Cuando conoció que iba a ser el ganador, Ryan Crouser sacó de su mochila un papel con un mensaje que quiso enseñar a cámara. El papel decía: "Abuelo, lo hicimos. Campeón Olímpico 2020".
El abuelo de Crouser falleció días antes de que el plusmarquista mundial viajara a Tokio. Su abuelo había perdido la audición y el lanzador se comunicaba con él a través de mensajes escritos en papel. "Me hubiese gustado escribirle este mensaje en vida. Es el mensaje que no le pude enviar. Pero siento que en espíritu ha estado", comentó Crouser.
Ryan Crouser comenzó a descubrir esta modalidad olímpica en el patio trasero de la casa de su abuelo. “Practiqué en su jardín hasta octavo grado. Entonces la pelota voló tan lejos que atravesó el techo de su patio. Ha jugado un papel importante en mi carrera y perderlo antes de los Juegos Olímpicos fue triste".
La familia Crouser tiene mucha tradición en lo relacionado con las disciplinas olímpicas de lanzamiento. Su padre Mitch fue suplente en el equipo de disco de Estados Unidos en los Juegos de 1984. Su tío Brian se clasificó para los JJOO dos veces en jabalina y su otro tío Dean fue campeón nacional en lanzamiento de peso y disco en Oregon. Los primos de Crouser, Haley y Sam, compitieron a nivel universitario y el segundo llegó a Río 2016 en jabalina.
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