La décima jornada de competición en los Juegos Olímpicos de Tokio no trajo la suerte a España que se esperaba. Aunque el lunes no ha sido un buen día, se mantienen importantes opciones de medalla para la delegación española, en el arranque de la segunda semana.
Fue el día del estreno de Lydia Valentín, tres veces medallista olímpica, aunque no tuvo buena suerte: se retiró con molestias con una marca en 225kg y se quedó fuera de las opciones de medalla enseguida. Fue décima. Mejor le fue a la primera representación de la piragua española en aguas tranquilas, con Teresa Portela en su K1 y Cayetano García y Pablo Martínez en el C2 pasando a semifinales.
En el atletismo, el habitual cara y cruz: Bestué, eliminada en series de 200m aunque firmando su mejor marca personal; Marta Pérez se metió en semifinales de 1500 pero Esther Guerrero se quedó fuera; Cienfuegos logró una clasificación histórica para la final de martillo; y Eusebio Cáceres estuvo a punto de dar la campanada en longitud: a tres centímetros de la medalla.
Con la actividad en pista ya finalizada para los españoles, llegó la mala noticia de la baja de Orlando Ortega, firme candidato a medalla, por lesión.
En el arranque de la natación sincronizada, el nuevo dúo Iris Tió y Alisa Ozhogina hizo un buen 9º en la clasificación de rutina libre, y sin salir del agua el debut de España en saltos se saldó con Nico García Boissier y Alberto Arévalo eliminados en las preliminares, aunque el primero quedó 19º y, por tanto, primer reserva para la siguiente ronda.
Las dos parejas de voley-playa, Lili/Elsa y Herrera/Gavira, cayeron eliminadas en octavos de final ante Canadá y Rusia respectivamente.
En equipos, cruz de las Guerreras, que cayeron eliminadas tras perder con Rusia y sin favor de las suecas, y las Red Sticks, que forzaron el desempate con las campeonas británicas y acabaron cayendo, y cara de la selección masculina de waterpolo: pleno de victorias en la fase de grupos y Estados Unidos en cuartos de final.
En modo internacional, la heroicidad de Sifan Hassan, que va a por el triplete del fondo, o las series de 400 con un brillante Van Niekerk, lo mejor de la jornada en un Estadio Olímpico en el que incluso hubo un chaparrón.
Y, sobre todo, la confirmación de que Simone Biles no se irá de Tokio sin participar: va a disputar la final de barra de equilibrio, el único oro que se le escapó en Rio.
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