David Valero, el héroe inesperado que se motiva con Luis Aragonés y encontró su vocación tarde

David Valero celebra su medalla de bronce en la llegada a meta.
David Valero celebra su medalla de bronce en la llegada a meta.
EFE
David Valero celebra su medalla de bronce en la llegada a meta.

El medallero del equipo olímpico español sumaba este lunes su segundo metal gracias al bronce conquistado por David Valero en Mountain Bike. Un héroe inesperado que ha hecho vibrar a todo un país desde su bicicleta como ya hiciera hace cinco años, en Río, su amigo, jefe y mentor Carlos Coloma.

Valero ha seguido los pasos de su predecesor y se ha colgado el bronce en la dura prueba de Mountain Bike en el circuito de los Juegos Olímpicos de Tokio acondicionado para la ocasión, con unas condiciones de temperatura y humedad extremas.

Pero, para Valero, no había imposibles ni obstáculos que le pudieran apartar de su gran sueño. Para alcanzarlo, este ciclista de 32 años y natural de Baza (Granada), ha cuidado en los últimos meses no sólo su preparación física sino su preparación mental y motivacional.

El propio Carlos Coloma ha contado a el diario 'El Mundo' que los vídeos motivacionales han tenido un papel importante para Valero en los días previos al asalto a la medalla.

De hecho, uno de los últimos que el ciclista vio antes de subirse a la bicicleta para iniciar el camino al sueño fue uno de Luis Aragonés en la Eurocopa de 2008, toda una inspiración para el granadino.

Una manera especial de motivar, la de Aragonés, que Coloma decidió hacerle ver de nuevo poco antes de que arrancara la carrera, además de imágenes de películas como Braveheart o un mensaje especial de su hijo. 

Un ciclista con un físico atípico y vocación tardía

El cinco veces campeón de España de Mountain Bike ha sabido hacer de su 1,92 de altura y sus 80 kilos de peso una ventaja ante sus rivales, y se ha hecho un hueco entre los mejores a nivel internacional a pesar de que hasta la veintena no decidió dedicarse a la bicicleta de manera profesional. Hasta entonces, trabajaba en una tienda en su pueblo y ayudaba a su familia en el campo.

Sin embargo, y a partir de los 23 años cuando entró en el ránking de los 1000 mejores ciclistas de montaña de la UCI, su progresión ha sido imparable y ha tenido en Tokio la culminación deseada. Un premio al trabajo y esfuerzo incansables desde hace años para lograr el objetivo.

Ya en Río, cuando su ahora guía conquistó la medalla de bronce en la misma prueba, Valero fijó Tokio en el horizonte para resarcirse de su noveno puesto, a las puertas del diploma. 

Quizá los gritos de ánimo del equipo en la última vuelta al circuito ("¡Acuérdate de tu hijo!") y las horas de vídeos motivacionales acumuladas en los últimos días, han ayudado a Valero a ser, por fin, un héroe grande entre los grandes. 

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