Drenthe recuerda sus escapadas nocturnas en el Real Madrid: "He tenido tantas noches bonitas con Guti"

El neerlandés Royston Drenthe, en un partido de Liga entre Real Madrid y Deportivo de La Coruña en 2009.
Royston Drenthe
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El neerlandés Royston Drenthe, en un partido de Liga entre Real Madrid y Deportivo de La Coruña en 2009.

El paso de Royston Drenthe por el Real Madrid no dejó indiferente a nadie. El futbolista holandés llegó al Bernabéu en 2007 con el cartel de gran promesa después de haberse proclamado campeón del mundo sub-20 con la selección de Países Bajos en un torneo en el que fue la gran estrella. Sin embargo, poco se vio de ese potente extremo en la capital española y su fichaje terminó siendo una gran decepción.

Recientemente el actual futbolista del Racing de Murcia hizo referencia a su paso por el equipo blanco en una entrevista en Voetbal, en la que recuerda cómo varios equipos intentaron contratarle ese mismo verano, sus relaciones con los futbolistas de la plantilla y los malos hábitos que tuvo siendo jugador del Madrid. 

Drenthe aseguró que tuvo llamadas de Joan Laporta para llevarle al Barça y de Jose Mourinho para que jugase en el Chelsea, además de "otros propietarios cuyos nombres ya ni siquiera recuerda". "Por mi parte, había decidido rápidamente que mi elección sería el Real Madrid, ellos me querían de inmediato", afirmó.

Entre sus mejores amigos estaban Guti, Robinho, Sneijder e Higuaín. "He tenido tantas noches bonitas con Guti... A menudo nos juntábamos con Wesley Sneijder, Robinho y Gonzalo Higuaín. Wesley y yo éramos uña y carne y podíamos cruzar la línea roja de vez en cuando. Y había veces en las que Higuaín se apuntaba. A veces estábamos pasando una velada en casa y llamaba a Gonzalo: 'Amigo, ponte de pie, ¡vamos a hacer algo!'", contó.

Drenthe también recordó cómo se las ingeniaban para escaparse por las noches pese a que se había comprometido tanto con su familia como con el club a no hacerlo. "Abrimos la verja, poníamos el coche en punto muerto y lo empujábamos por la pendiente, y en la rotonda al final de la calle encendíamos el motor para que nadie se diera cuenta antes", comenzó relatando. 

"Podíamos cruzar la línea roja de vez en cuando"

"A la vuelta, repetíamos. Apagábamos el motor y empujábamos el coche por la cuesta. Luego volvíamos a casa por la parte trasera y fingíamos que nos habíamos quedado toda la noche relajándonos en la parte baja de la casa. Nadie se daba cuenta de que realmente habíamos salido", desveló, antes de admitir que era una estrategia que usaba en más de una ocasión.

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