Vinícius, la paciencia y la satisfacción del que ríe el último

Vinícius celebra uno de sus goles contra el Liverpool.
Vinícius celebra uno de sus goles contra el Liverpool.
EFE
Vinícius celebra uno de sus goles contra el Liverpool.

"Así sí", debió de pensar más de un madridista en mitad de la alegría de ver que, por fin, Vinícius se coronaba en una noche de gloria europea de esas que en primavera han forjado la grandeza del Real Madrid a lo largo de la historia.

Firmó el brasileño un doblete ante el Liverpool en la ida de cuartos de final. Dos goles como respuesta a los memes y las risas. Un golpe en la mesa ante un grande en el momento más necesario. Vini, que pese a los 'uy' provocados desde que viste la camiseta blanca nunca ha desesperado del todo a la afición, que le ha guardado siempre una dosis extra de fe, se hizo grande de repente.

El primero de sus goles, tras un extraterrestre pase de Toni Kroos, abría el marcador en la impecable primera parte de los de Zidane ante el conjunto de la ciudad de los Beatles.

El segundo, ya en la segunda y tras el 2-1 de Salah, daba la tranquilidad y un paso de gigante para llegar a semifinales. En ambos tantos derrochó calidad Vini, con un gran control en el inicial y un disparo milimétrico que acarició el palo al colarse en la meta de Alisson en el que cerró el marcador.

A sus 20 años y 268 días, Vinícius es el segundo jugador más joven de la historia del Real Madrid en marcar un gol en eliminatoria de Champions. Por delante, un tal Raúl. 

¿El fin de los memes?

El elegido MVP del partido ante el Liverpool ha llevado consigo el sambenito de no tener gol desde que llegó al Real Madrid. Y, lo cierto, es que no es ninguna mentira. 

Sea por falta de confianza, de experiencia o de una necesidad de mejora de técnica, que no de calidad, el idilio de Vinícius con el gol ha sido ese amor imposible que quiere estar contigo pero a la hora de la verdad, nunca deja a su pareja. Ahora, y pese a su noche estelar, sólo lleva seis goles esta temporada, pero quizá sea el comienzo de una gran amistad. 

Entre goles de rebote y absurdos fallos en la definición después de hacerlo todo bien, no se puede olvidar que el brasileño se ha ganado a pulso que los madridistas se tapen los ojos cada vez que se planta frente al portero rival.

Pero este martes ante los de Klopp dejó obsoletos los memes que en las redes sociales nacieron para exaltar sus fallos. Es lo que tiene la paciencia, el trabajo continuo y el tesón para acabar riendo el último. Y, por supuesto, reír mejor.

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