El FC Barcelona dejó anulado a un Sevilla que aspiraba a ofrecer algo, pero que apenas metió miedo a los de Koeman. La clave: en este encuentro Messi decidió echarse el equipo a las espaldas y los suyos lo notaron de manera notable y se llevaron el duelo por 0-2.

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El Barça corrió más en los primeros 20 minutos de este partido que en los dos anteriores contra Cádiz y Levante. Esta vez Messi sí tenía ganas de aparecer, y prueba de ello fue que el acoso culé sobre la portería de Bono trajo premio a la media hora.

Busquets recuperó el balón en su área, cedió a Messi, este dio una pequeña galopada, vio el desmarque de Dembélé y el francés se plantó delante del cancerbero sevillista para marcar su primer gol liguero en este 2021. Con el marcador a favor, el Barça durmió el ritmo y el Sevilla sufrió.

El árbitro no ayudó, ni mucho menos. Hernández Hernández sacó una amarilla excesiva (no parecía intencionada la falta) a Diego Carlos por una falta a Messi, que se quedó en el suelo quejándose, y para compensar, hizo lo propio con el argentino cuando este entró a Fernando. La polémica llegó cuando el argentino debería haber visto segunda amarilla por agarrar y dar con el brazo en la cara a Koundé, pero sólo pitó falta. A quien sí le sacó tarjeta fue a Lopetegui por protestar desde el banquillo.

El Sevilla se mostró impotente, hasta el punto de que el técnico sevillista introdujo tres cambios para la segunda parte. Surtieron efecto, ya que el conjunto nervionense comenzó a ganar metros hacia la portería de Ter Stegen, pero las ocasiones no se tradujeron. 

De hecho, Serginho Dest rozó el gol con un disparo que dio en el larguero y Lenglet vio cómo le anulaban dos goles en fuera de juego, ambos a pase de Messi. El argentino estuvo mucho más metido en este encuentro y la confirmación llegó a cinco minutos del final: recibió entre espacios, cogió el balón en el área y a base de fe se impuso a Bono para hacer el 0-2 definitivo.